jueves, 29 de octubre de 2009

¿ALGUIEN ESPERABA OTRA COSA DE LOS SOCIALISTAS?

Seguro que hay muchas personas que esperaban algo muy distinto del paso del PSOE por el Gobierno de España. De lo contrario, no le hubieran dado su voto en la cita electoral correspondiente. A estos les sugiero que recuerden la frase que, según nos dice Dante al principio de Canto III de la Divina Comedia, está escrita a la entrada al infierno: "Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate (Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza)”.
Es cierto que la esperanza, como dice un dicho popular, es lo último que se pierde. Quizás por que somos demasiado ingenuos y aún creemos en los Reyes Magos. Es hora de que, los que aún siguen esperando algo del socialismo, abran los ojos y se enfrenten a la cruda realidad del infierno económico a donde nos ha llevado, sin barca de Caronte de por medio, José Luis Rodríguez Zapatero y su inoperante Gobierno. Quienes sigan esperando algo positivo del equipo actual que nos gobierna, terminaran dando la razón a Nietzsche cuando decía que “la esperanza es el peor de los males de los humanos, pues prolonga el tormento del hombre”.
Las razones que incapacitan al socialismo real para gestionar adecuadamente la marcha económica de un país, son evidentes. Y mucho más en el socialismo español que, bajo la batuta de Zapatero, se ha esforzado por recuperar ese sectarismo rancio y trasnochado que, en otro tiempo, utilizaban K. Marx y F. Engels, para adoctrinar a sus seguidores.
El socialismo militante es doctrinario por naturaleza, lo que le lleva al despropósito de querer controlar cualquier clase de iniciativa, planificando absurdamente cualquier tipo de actuación individual o colectiva de los ciudadanos. De esta manera lastran, hasta límites insospechados, la productividad que podía esperarse de las empresas y la voluntariedad de los individuos para luchar por la rentabilidad de las mismas. Lo suyo es husmear en lo que es privativo de los ciudadanos y de las sociedades, para organizar todos sus actos, condicionando así hasta el más mínimo de sus actos. Y todo, en nombre de un igualitarismo ficticio e inadmisible.
A este afán obsesivo por regular todo tipo de actividad económica o industrial, debemos unir su desmedida afición a establecer elevados impuestos, que llaman progresivos, pero que tienen un tufo recaudatorio indisimulable. La elevación excesiva de los impuestos influye negativamente en el consumo y en la actividad económica. Y al disminuir el consumo y la actividad económica, disminuyen los ingresos que, vía impuestos, recauda el Estado. Como el Gobierno, por su descontrol en los gastos, necesita cada vez más dinero, tiene que acudir a una carga impositiva, metiéndose de lleno en un círculo vicioso que irá ampliando las bolsas de pobreza en España.
El socialismo español no ve, o no quiere ver, que los gobiernos de los países que comienzan a abandonar el lóbrego túnel de la crisis, optaron inteligentemente por reducir la presión fiscal. Exactamente lo contrario de lo que ha hecho nuestro Gobierno. Su tozudez les lleva a ampliar la presión recaudatoria para, según dicen ellos, mantener el gasto social. El resultado es inmediato: la subida de impuestos se traduce inevitablemente en una disminución del consumo y, por lo tanto, en una menor productividad de las empresas. Lo que crece de esta manera, de un modo progresivo, es el paro, y con el paro aumenta el número de los que necesitan de esas insuficientes limosnas oficiales. Y es evidente que los impuestos en España son demasiado elevados. Concretamente el gravamen sobre las rentas del capital está entre los más altos de la Unión Europea.
Nuestros gobernantes socialistas sabrán por qué desoyen el proverbio chino y prefieren dar algún que otro pez a los que tienen hambre y renuncian a enseñarles a pescar. No se trata de un acto altruista con los que necesitan de la ayuda pública para subsistir. Quizás busquen con estas limosnas, como ocurre en Andalucía, mantener y acrecentar el número de votos cautivos de todas estas personas que se ven obligadas a echar mano de la beneficencia pública para subsistir.
A la vocación intervencionista de los socialistas y su querencia por los impuestos abusivos, hay que añadir su gusto innato por los despilfarros del dinero público. Tan pronto llegan al poder, los gastos se desmandan de manera obscena y acuden sin pudor a la generación de deuda pública para gastar lo que no se tiene y empobrecer, aún más, a la sociedad española. Con este comportamiento, llama la atención que los socialistas se vanaglorien de que su sistema político, según dicen ellos, sea la vía más segura para mejorar la situación de los pueblos.
Han popularizado el término de ‘sostenibilidad’, aunque lo refieren a conceptos erróneos: ‘sostenibilidad de la economía’, ‘sostenibilidad de la creación de puestos de trabajo’. Lo único que aquí es ‘sostenible’, dada su aberrante manera de actuar, es la miseria y la pobreza de un número, cada vez más elevado, de ciudadanos españoles.
Y es precisamente Manuel Chaves el que, de manera desvergonzada, nos quiere hacer creer que son ellos los que tienen la receta definitiva para poner fin a la crisis y al paro. Él, que en su anterior etapa como ministro de trabajo con Felipe González, veía crecer las listas del paro a una velocidad de vértigo. Y que, en sus largos años al frente del Gobierno andaluz, multiplicó sin medida la indigencia y la pobreza de esa Comunidad.
El sábado pasado, en la clausura de la primera convención socialista de la Comunidad de Madrid, afirmó sin complejos que solamente abandonaremos la crisis aplicando la estrategia económica que tiene el PSOE. “Nosotros -dice Chaves- somos los que vamos a acabar con la crisis”. Y recalca que esto no lo puede hacer el PP, ya que tiene “una política mezquina, sectaria, de cortos vuelos, sin credibilidad. Ya no se acuerda de que, en 1996, fue preciso que llegara Aznar para sacarnos del enorme socavón en que nos había metido el Gobierno, al que él mismo pertenecía.
Mientras este Gobierno no tome otras medidas más serias, lejos de sacarnos de la crisis, nos hundirán cada vez más en ella. Las medidas estructurales, que aumenten nuestra productividad y nos hagan más competitivos, brillan por su ausencia. A esto hay que añadir el desmesurado gasto público que complica aún más las cosas. Hasta el pasado mes de septiembre, en términos de Contabilidad Nacional, el déficit del Estado alcanzó la alucinante cifra de 62.780 millones de euros, frente al déficit de 13.507 millones de euros, en el mismo período del año anterior. El déficit, prácticamente, se ha multiplicado por cinco en un solo año.
La economía española es una de las más endeudadas del mundo. Y todo el dinero que se recaude es poco para hacer frente a los intereses generados por ésta deuda. Así las cosas, es normal que el Estado se vea obligado a pagar con nueva deuda, los intereses de la deuda anterior. También son muchas las familias – cada vez más- que carecen de capacidad económica para hacer frente a cualquier gasto imprevisto. A estas alturas de la legislatura, hay ya 1,1 millones de hogares con todos sus miembros en el paro. La única perspectiva que les queda a todas estas personas es la indigencia y la más absoluta de las miserias.
No es de recibo que, en situación económica tan dramática, nos venga Zapatero con la cantinela de que debemos ser solidarios con quienes más sufren los efectos de la crisis. Se ha llegado a esta situación límite por la inepcia de un presidente del Gobierno que, además de estar lleno de complejos, no sabe por donde anda. Incluso ha llegado a la aberración de obligar a los trabajadores y a las clases medias a sufragar, con sus ahorros, cosas tan absurdas como el fondo que se creó pata ayudar a los bancos.
Si ésta es nuestra situación actual, ¡Dios nos coja confesados, cuando comiencen a tener vigencia los nuevos Presupuestos! Zapatero se ha puesto la utopía por montera y nos quiere en los años difíciles de la II República, pero más pobres que entonces.

Gijón, 27 de octubre de 2009

José Luis Valladares Fernández

lunes, 26 de octubre de 2009

CAAMAÑO TAMBIEN SE MANIFIESTA

El domingo pasado, día 18, El ministro de Justicia Francisco Caamaño acudió a la manifestación que se celebraba en Santiago contra el actual presidente de la Xunta por su disposición a que los padres puedan elegir libremente el idioma en que quieren que se eduque a sus hijos. Caamaño, en cambio, lo mismo que el resto de los manifestantes, quieren hacernos creer que no se trataba de un acto contra el Gobierno autonómico, que se manifestaban en defensa del gallego.
El propio Francisco Caamaño y los socialistas gallegos, al igual que los del Bloque Nacionalista Galego, saben muy bien que están mintiendo descaradamente. Nadie ha proscrito al gallego, que yo sepa. El Gobierno de Alberto Núñez Feijoo, hasta ahora, se ha limitado a indicar simplemente su preferencia por la libertad de elección lingüística. Se da, además, la circunstancia de que no ha anulado aún ninguna de las disposiciones del Gobierno anterior que obligaban al uso, prácticamente exclusivo, de la lengua gallega. Y ha podido hacerlo, ya que esa igualdad de las dos lenguas cooficiales iba en el programa electoral del Partido Popular y fue sancionada masivamente por los electores al otorgar a la lista de Núñez Feijoo la mayoría absoluta.
Hasta ahora, el presidente actual de la Xunta y su equipo se han limitado a realizar ciertas consultas para estudiar el tema a fondo y conocer, de primera mano, cual es la aspiración mayoritaria. Lo que quiere decir que aún no han tomado ninguna decisión firme contra la que puedan manifestarse. Es un camelo eso de que la manifestación era a favor del gallego. Aunque no quieran reconocerlo, es evidente que salieron a la calle a censurar la posibilidad de que se instaure la libertad de elección lingüística. En una palabra, protestan lisa y llanamente contra la libertad.
Pedir respeto por la libertad a los distintos miembros del BNG sería tanto como pedir peras al olmo. Pero de los socialistas podíamos esperar algo más, aunque es muy cierto, si nos atenemos a la historia, que nunca han sido muy respetuosos con la libertad, como ahora tampoco son respetuosos con la vida.
La libertad puede considerarse como un valor y, también, como un derecho. Pero, mirémosla como la miremos, la libertad es un bien en sí mismo que debemos proteger con el mayor esmero posible. El ejercicio de la libertad está sometido a unos principios fundamentales que nacen en la conciencia del individuo, en la familia y hasta en la sociedad, lo que nos capacita para elegir responsablemente entre el bien y el mal. Es ahí donde la libertad como valor adquiere toda su importancia, ya que contribuye de una manera decidida a que se forjen auténticas personas íntegras.
La libertad, como derecho, se ha venido tomando normalmente como un medio útil para hacer política. Pero, por desgracia, cercenando frecuentemente su verdadero sentido, al interpretarla de acuerdo con los intereses espurios de un grupo determinado. De esto, saben mucho los partidos inscritos en las diversas Internacionales, entre los que encontramos a los socialistas. Y al interpretar la libertad de acuerdo con unos intereses muy particulares de un grupo político, se pone en peligro la convivencia pacífica, ya que de este modo, con frecuencia, suele desaparecer todo atisbo de aguante y tolerancia.
Esto es, ni más ni menos, lo que ha hecho el PSdeG, con el apoyo interesado del BNG, durante la legislatura anterior. Los socialistas gallegos, encabezados por Emilio Pérez Touriño, privaron a muchas personas del derecho inalienable que tienen de que sus hijos se eduquen en lengua española. Que estos, de la mano de Núñez Feijoo, puedan recuperar su evidente derecho a elegir la educación de sus hijos en su propio idioma, no indica en absoluto que se esté atacando a la supuesta seña principal de identidad de Galicia.
Que el Bloque Nacionalista Galego, lleno de prejuicios nacionalistas absurdos, se deje llevar de tamaños desvaríos, puede ser hasta lógico. Y hasta cierto punto, es normal que organicen ese tipo de manifestaciones. Pero carece totalmente de sentido que los socialistas salgan a la calle a reivindicar el gallego, cuando nadie lo ha puesto en cuestión.
El empecinamiento por desterrar a la lengua española de las escuelas, perjudicando gravemente a un sector de la población, obedece a ciertos intereses inconfesables de los socialistas. De lo contrario, dejarían solos a los del BNG. Se trata de un ataque frontal a la libertad como derecho, a la inalienable libertad de expresarse en cualquiera de los dos idiomas oficiales de Galicia.
Y con ese ataque a la libertad lingüística del ciudadano gallego se comete una tremenda injusticia. De ahí lo llamativo y absurdo de que Caamaño asistiera a esa manifestación, tal como el mismo confesó momentos antes de iniciarse, "en calidad de ciudadano gallego" y "como ministro de Justicia". Pues los manifestantes salían a la calle a reivindicar algo tan injusto como obligar a unos ciudadanos gallegos a prescindir del español, que es tan oficial como el gallego que se les quiere imponer. ¡Un ministro de Justicia abogando porque se cometa una flagrante injusticia!
Hasta el mismo Francisco Caamaño, aunque tarde, se dio cuenta de que había sido absurda su presencia en esa manifestación. De ahí que, al día siguiente de la protesta, intentara disculparse para minimizar el impacto causado por su presencia en la misma, diciendo que sus palabras fueron ‘malinterpretadas’. "Fui –dijo- a título personal, como un español más, a una manifestación que no iba contra nadie".
Y queriendo quitar todo sesgo político a su presencia en la manifestación, destaca que el lema de la misma era `Queremos galego’. Y vuelve a insistir, una y otra vez, que él estaba allí en defensa de la lengua gallega. Más aún, confiesa, de un modo incongruente con su actuación, que él defiende que ambas lenguas cooficiales están para ‘unir y no para ‘separar. Al lado del lema que cita Caamaño hay otros, silenciados en su declaración, pero que son totalmente excluyentes. Juzguen ustedes mismos: 'Pola nosa lingua nin un paso atrás', 'Aprender en galego non é delito' y 'Polo dereito de vivir en galego'.
Claro que no es delito aprender el gallego. Para los gallegos hasta es una obligación. También es una obligación para todo gallego, lo mismo que para el resto de los españoles, el aprender el español. Y los que viven en Galicia tienen el derecho inalienable de utilizar de estas dos lenguas, la que se le antoje, sin la más mínima imposición desde ninguna instancia oficial. La normalización lingüística no está en dar prevalencia al gallego sobre el español o castellano. La normalización se conseguirá cuando libremente se pueda utilizar, de manera indistinta, uno u otro idioma y lo vean todos como la cosa más normal del mundo.

Gijón, 20 de octubre de 2009

José Luis Valladares Fernández

jueves, 22 de octubre de 2009

RUMBO HACIA EL PRECIPICIO

Nuestro Gobierno no ha perdido el norte, ya que nunca lo tuvo y camina sin rumbo arrastrándonos a todos hacia el más absoluto de los desastres. A pesar de las alarmas que se van encendiendo una a una, no sabe de dónde sopla el viento y sigue su camino errático, de desastre en desastre, camino del abismo sin fondo del que será muy difícil salir.
Tanto José Luis Rodríguez Zapatero, como sus ministros, cuando aún era tiempo de tomar medidas paliativas, se negaron a reconocer la realidad de nuestra crisis económica. A medida que se agravaba nuestra situación, juraban y perjuraban que se trataba de un simple frenazo de nuestra actividad económica. La palabra crisis era tabú para ellos y, solamente con oírla, les producía hasta erisipela.
Cuando, debido a la manifiesta evidencia, se ven obligados a reconocer los graves problemas de la economía española, comienzan a utilizar la palabra maldita de crisis, pero de una manera muy timorata. Zapatero y sus adláteres tratan entonces de minimizar las consecuencias derivadas de dicha situación. Comienzan por predicar que se trata de una simple crisis financiera, nacida en Estados Unidos a la sombra de las “subprimes” o hipotecas basura famosas y que ha terminado por afectar a todos los países. Como mucho, admiten que se trata de una crisis cíclica más, como otras que han ido apareciendo a lo largo de la historia y que, como las pasadas, desaparecerá sin dejar muchas secuelas, cuando cambie el ciclo actual.
Está muy claro que el Gobierno, o porque se ha colocado unas anteojeras políticas inadecuadas, o porque su nivel intelectual no da para más, no se ha enterado de que se trata de una crisis de transformación, mucho más grave que las crisis cíclicas. Y, como en España, no se ha hecho un análisis correcto del contexto económico, no es de extrañar que sea el país europeo donde más se dispara el déficit del sector público y donde más cae en picado la actividad económica. La única solución posible a tamaño problema pasa, de manera urgente, por lo que se ha llamado “el cambio del modelo productivo”.
Mientras no mejoremos significativamente la productividad y seamos mucho más competitivos, no habrá manera de frenar ese deterioro creciente de nuestra actividad económica. Las soluciones aportadas por el Gobierno de Zapatero y que éste ha querido vender a Obama, como las salvadoras energías renovables, no pasan de simples cataplasmas que agravan el problema hasta niveles insospechados.
Y lo que aún más nos enfanga, es que Zapatero y sus ministros son excesivamente orgullosos y muy pagados de si mismos. De ahí que no toleren que alguien les señale pautas a seguir o les haga recomendaciones. Si es el Fondo Monetario Internacional (FMI) el que previene de algún problema, la ministra de Economía, Elena Salgado, se encargará de reconvenirles, advirtiéndoles que desconocen el alcance real de nuestra situación. Y no digamos nada si es la Comunidad Económica Europea la que pone su dedo sobre nuestra llaga económica, aunque sea por boca de persona tan poco sospechosa como Joaquín Almunia. Las diatribas entonces, como pasó con el presidente del Banco de España, son hasta escandalosas, y para mandarles a casa, echan mano de la checa que aún llevan muchos en el subconsciente.
Hace muy pocas fechas llegó un nuevo informe de Bruselas describiendo crudamente el estado de nuestras cuentas públicas. La Comisión Europea sitúa a España a la cabeza de los países con “alto riesgo” en su posición presupuestaria. El peligro para la sostenibilidad de las finanzas públicas españolas es patente, dada la escalada de los intereses generados por la deuda, a lo que hay que añadir, además, el creciente gasto que lleva aparejado el envejecimiento de la población y los gastos sociales derivados de un paro que sigue creciendo desmesuradamente.
Nuestro desequilibrio económico puede provocar la catástrofe, ya que el déficit llegó en 2008 al 3,8% del PIB y actualmente ronda los 5,73% del PIB, y la deuda pública crece a un ritmo desorbitado. A final de año, el déficit puede situarse por encima del 10% del PIB. A esto hay que agregar la manifiesta caída de la recaudación, con lo que el ‘agujero’ de las cuentas públicas seguirá aumentando hasta Dios sabe cuando. Esto quiere decir que el saldo negativo de las cuentas públicas españolas está muy por encima del establecido por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con el peligro que esto representa. Ya en octubre de 2006, aunque España figuraba entre los países de “riesgo medio”, debido a una mejor situación de las finanzas públicas, el Ejecutivo español desoyó la recomendación de la Comisión Europea que le pedía la adopción de medidas estructurales para prevenir el desastre actual.
Hoy, desde Bruselas, se pide a nuestro Gobierno que, además de esas medidas estructurales, ponga en práctica “programas ambiciosos de consolidación” que, ante todo, reduzcan el déficit y la deuda pública y que reforme sus esquemas de protección social. Todo esto, claro está, propiciando un estado de cosas para que sea posible la reactivación económica y un incremento notable de la tasa de ocupación.
Si Zapatero, como parece, sigue desoyendo estas sabias advertencias y se inclina por adoptar la postura del avestruz, se materializará la insostenibilidad de las cuentas públicas, al menos a largo plazo. Así las cosas, el paro alcanzará cifras escandalosas, llegando en 2010 a sobrepasar ampliamente el 20%. Hay alguna institución financiera y algún que otro analista económico que pronostican que el desempleo en ese año llegará a sobrepasar el 25%.
Las variables esenciales que influyen sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones son varias. Una de esas variables la tenemos en la evolución de la población, para lo que hay que conjugar tres elementos básicos, como es la natalidad, la esperanza de vida y el saldo neto de la emigración. Otra de las variables fundamentales la tenemos en la actividad económica. De la evolución del PIB y de la productividad, como es evidente, dependerá el nivel de empleo y de paro.
Con el aumento del paro, se reduce el número de cotizantes a la Seguridad Social. Al prolongarse la expectativa de vida, se incrementa considerablemente el gasto de dinero en pensiones. Si a todo esto unimos la insuficiencia financiera del sistema, como consecuencia de la crisis económica y de la tozudez del Gobierno, la sostenibilidad del sistema de pensiones se convertirá en una entelequia manifiesta. O se cambia de modelo, o la quiebra del sistema, a largo plazo, está más que garantizada.
Y si el Gobierno sale con la suya y, para aplicar el dinero a otros menesteres, suspende la dotación al Fondo de Reserva de la Seguridad Social o “hucha de las pensiones”, la fractura del sistema vigente se produciría mucho antes de lo esperado. El primer déficit de la Seguridad Social aparecería ya, a mucho tardar, en 2015 y las reservas disponibles para hacer frente a las pensiones se agotarían totalmente en 2026.

Gijón, 19 de octubre de 2009

José Luis Valladares Fernández

martes, 20 de octubre de 2009

LA HEMEROTECA TAMBIÉN HABLA

En cualquier país civilizado de nuestro entorno, algunos políticos suelen tener bula y se les toleran muchas más cosas que al resto de ciudadanos. Y es que, como dijo el honorable Tarradellas, “en política vale todo, menos hacer el ridículo”. En España, en cambio, se va más lejos e incomprensiblemente hay políticos a los que se les permite hasta hacer el ridículo. Con presentar el aval de progre es ya suficiente para tener barra libre.
No digo que el presidente del Gobierno haga el ridículo, pero como, además de presumir de rojo, es un progre aunque paleozoico, se le consiente absolutamente todo. Y hasta recibe loas mediáticas por sus ocurrencias y por sus vaticinios irrealizables, que no van más allá de simples ensoñaciones personales. A los que se creen con la prerrogativa de certificar quién es progre y quien no, les ha faltado muy poco para elevar a Zapatero a lo más alto del Olimpo de los dioses.
Lo malo es que nuestro presidente vive en un mundo irreal y piensa que España, gobernada por él, es una Arcadia económica, más feliz que la creada por Arcades el hijo de Zeus y de la ninfa Calisto, y envidiable por todos los países de nuestro entorno. Tiene ideas un poco peregrinas, aunque muy celebradas por los medios afines. Entre ellas, se lleva la palma la de buscar rencores y odios ya desaparecidos, poniendo al día, con su memoria histórica, las dos Españas antagónicas ya periclitadas.
Pasa lo mismo con sus declaraciones a las que da una solemnidad postiza y que no guardan relación alguna con la realidad. Con ellas, Zapatero nos promete, eso sí, ulteriores mejoras que, por desgracia son simples entelequias. Y, a los que no estaban en su onda y pedían medidas que amortiguaran los efectos de la crisis que se avecinaba, los tildaba de alarmistas y antipatriotas. Repasemos alguna de esas frases de Zapatero que han hecho historia, indicando a la vez la fecha para no sacarlas del contexto político en que fueron pronunciadas.
El 3 de julio de 2007, con las elecciones generales ya a tiro de piedra, nos decía: "Lo enunciaré de forma sencilla pero ambiciosa: la próxima legislatura lograremos el pleno empleo en España. No lo quiero con carácter coyuntural, lo quiero definitivo". Del pleno empleo prometido pasamos a ser los campeones del paro en la Comunidad Europea.
Poco más de un mes después, el 21 de agosto de 2007, anunciaba solemnemente: "España está a salvo de la crisis financiera". El resultado, en cambio, no ha podido ser más desolador. En ningún país de la Unión la crisis ha sido tan devastadora como en España. Y en ello, algo tendrá que ver el Gobierno.
Y el 6 de septiembre de ese mismo año, dictaminaba sin rubor: "Tenemos la tasa de paro más baja de la historia. El modelo económico español es un modelo internacional de solvencia y eficiencia". Y remachaba pocos días más tarde, el 11 de septiembre: "Haciendo uso de un símil futbolístico, se podría decir que España ha entrado en la Champions League de la economía mundial". Y el 16 de octubre, también de 2007 nos decía: "No hay atisbo de recesión económica. La economía española tiene muy buenos fundamentos". Sí señor, todo un profeta previendo el futuro
Como Zapatero es incombustible, el 9 de enero de 2008 anatematizaba así a los que sí se daban cuenta de nuestros problemas económicos: "Crear un alarmismo injustificado en torno a la economía de un país, puede dañar las expectativas. Permítanme que diga que es lo menos patriótico que conozco". Y el 14 del mismo mes vituperaba sin contemplaciones a todos aquellos que le pedían medidas paliativas para prevenir los efectos de la crisis. "La crisis –son sus palabras- es una falacia, puro catastrofismo. Estamos creciendo por encima del 3%. Aunque mañana crezcamos al 3% o al 2,8%, que es un crecimiento bueno, vamos a seguir creando empleo y teniendo superávit".
En consonancia con todo esto, el 4 de febrero de 2008 aparecen los slogans electorales que utilizará el PSOE para las elecciones del domingo, 9 de marzo: "Por el pleno empleo". "Soñar con los pies en la tierra". "Motivos para creer". Pocos días más tarde, el 25 de Febrero, aventura Zapatero que “la desaceleración no va a ser ni profunda ni prolongada. Va a ser una desaceleración para la cual nuestro país está más preparado que nadie”. ¡Pobrecitos de nosotros, lo que hemos afrontado y lo que nos espera!
El día 3 de marzo, en vísperas de las elecciones, Zapatero se compromete a solucionar nuestro problema más grave, el paro: "Prometo crear 2 millones de nuevos empleos". Y el día 7 del mismo mes vuelve a insistir en el tema: "España está en condiciones para llegar al pleno empleo".
Conseguida ya su reelección, el 26 de abril de 2008, Zapatero apostilla sin más, que "la peor previsión de paro que podamos tener por delante será siempre una previsión de paro mejor que la que mejor tuvo el PP". Y dos días más tarde, el 28 del mismo mes, insiste en su condena: "La actitud de quienes exageran sobre el alcance de la actual situación económica es antipatriótica, inaceptable y demagógica". Por lo que se ve, Zapatero es incapaz de desprenderse de esa fijación desquiciada contra los que pedían soluciones efectivas que paliaran los efectos perniciosos de nuestra crisis económica.
La primera duda o vacilación del presidente aparece por fin el 29 de junio de 2008 cuando afirma: "Más allá de baches como el de ahora, España tiene condiciones para ambicionar llegar a los niveles de empleo de la media europea y de pleno empleo técnico. Vamos a trabajar por ello. El Gobierno ha sido el que más ha acertado en sus previsiones". Y pocos días más tarde, el 2 de julio de 2008, no duda en remachar: "La economía vive una situación difícil y complicada". Ni tan difícil. Como que la economía española, lastrada absurdamente por la ceguera de nuestro Gobierno, va a tardar en recuperarse mucho más que las del resto de los países europeos.
Pero la palabra maldita no aparece en boca de Zapatero hasta el día 8 de julio de 2008: "En esta crisis, como ustedes quieren que diga, hay gente que no va a pasar ninguna dificultad". Y el 27 de agosto agrega: "Sería absurdo pensar que la crisis originada en EEUU no afecte a la economía internacional en general y a la española en particular".
Claro que Zapatero, tras afirmar que fue el primero en hablar de crisis, fue también el primero en atisbar los famosos brotes verdes que aparecían a la vuelta de la esquina. De ahí que el 18 de diciembre de 2008 se sincerara con esta afirmación: "No; nadie lo sabía. En cuanto hemos entrado en una situación objetiva de crisis, he sido el primero en hablar de una crisis del sistema financiero internacional y de una crisis económica. En marzo comenzará a crearse empleo de manera intensa".
Que no nos falle el ojo avizor de Zapatero, siempre atento a lo que hay más allá del presente. Sin esta su portentosa capacidad de leer el futuro estaríamos irremediablemente perdidos. De ahí que le pidamos que sea diligente en desvelarnos el futuro remoto pero sin olvidarse de lo que dijo su ministro Rubalcaba: "NECESITAMOS UN GOBIERNO QUE NO NOS MIENTA".

Gijón, 16 de octubre de 2009

José Luis Valladares Fernández

viernes, 16 de octubre de 2009

EN LOS SINDICATOS NO HAY CRISIS


Los sindicatos encuentran su razón de ser, únicamente, en la sola defensa de los intereses puramente laborales de los trabajadores. Su única misión está en negociar con los empresarios unas condiciones de trabajo aceptables para todo el colectivo obrero y los emolumentos que deben percibir estos a cambio del trabajo. Para defender otras cosas, ya están los partidos políticos.
Actualmente en España, los sindicatos mayoritarios tienen una dedicación más prosaica, pero mucho más lucrativa para los cuadros que viven del cargo sindical. Cuando se necesita a los sindicatos, no están ni se les espera, pero a vivir bien, no hay quien les iguale. Desde la llegada de Zapatero a la Moncloa, abandonaron su objetivo universal, como es la defensa del mundo del trabajo, y se dedican únicamente a medrar personalmente. Los cuadros directivos de estas centrales sindicales se han prostituido de tal manera que aceptan cualquier cosa a cambio de beneficios personales. Tanto la UGT como CC OO carecen de empacho a la hora de buscar descaradamente ese medre obsceno a la sombra del poder y a costa de aquellos a quienes, en teoría, debieran defender.
Estas centrales sindicales, por lo que parece, solamente están al plato y a las tajadas, sin que les importe un bledo que trasciendan sus trapicheos. Se comportan como auténticos mamporreros, a quienes no les bastan las millonarias subvenciones que les da Zapatero para pagar su bochornosa sumisión. Si hay otras ventajas o euros de por medio, traicionan sin miramiento alguno a las personas que dicen representar. Ahí está, por ejemplo, como se aprovechan de aquellos trabajadores que tienen la desgracia de verse sometidos a un expediente de Regulación de Empleo (ERE).
Algunos ERE al menos, según se ha podido constatar últimamente, han supuesto para la UGT y CC OO todo un pingüe beneficio: mil euros por trabajador. Por lo visto, es el precio que cobran estos teóricos defensores de los trabajadores a las empresas y a los propios compañeros por su intervención en las negociaciones que les van a llevar al paro. Según esto, la recesión, para estos sindicatos, ha sido una auténtica bendición que les ha reportado cuantiosas ganancias. Todo un formidable negocio, vergonzoso, eso sí, pero negocio rentable como pocos.
El primer caso que trascendió fue el de la empresa FIBRACOLOR, empresa participada por INDITEX en un 40% y por el Gobierno catalán en un26%. Los defensores de los obreros cobraron de esta empresa, en el proceso de Regulación de Empleo suscitado, la cantidad de 280.000 euros, mil euros por barba. En un principio, el ERE de esta empresa afectaba solamente a la mitad de la plantilla, pero el comité de empresa, dando ese “ejemplo de responsabilidad” que atribuye Zapatero a los sindicatos, logró extenderlo a la totalidad de la misma. De este modo se llegó al cierre definitivo de la empresa y con todos los trabajadores en la calle.
Es también llamativo el caso de la empresa MENAJE DEL HOGAR. El plan de viabilidad de esta empresa se concretó en el despido de 95 trabajadores. La empresa, como agradecimiento por la colaboración prestada en el ERE, abonó 6.500 euros a CC OO y otros 6.500 a la UGT. ¿Qué empresa obtiene estos beneficios sin exponer capital alguno?
A lo que perciben estos sindicatos de las propias empresas, hay que añadir muchas veces hasta un 10% que detraen de las indemnizaciones que se abonan a los trabajadores al ser despedidos. CC OO confirma este extremo. Dice este sindicato que, con carácter general, su participación en los ERE es gratuita, pero que cobra por expediente contencioso un 5% si hay conciliación y un 10% si el proceso termina en juicio y recurso.
No sabemos lo que la empresa URECHE de San Sebastián abonó a los sindicatos por el ERE de extinción de plantilla, que terminó sin acuerdo. El expediente presentado por esta empresa, dedicada a la explotación del mármol, afectó a toda la plantilla del grupo, 163 trabajadores, de los que 43 son de la cantera de Espejón (Soria) y el resto de los negocios que URECHE tenía en el país vasco. Pero si sabemos que los trabajadores despedidos se quejaron amargamente del 9% que les cobraban los sindicatos sobre el importe de las indemnizaciones que les abonaba FOGASA, empresa encargada de indemnizarles.
No hay empresa más rentable que la de estas dos centrales sindicales. A pesar de la crisis y por decisión del Gobierno de Zapatero, inflan sus cuentas hasta límites insospechados con tanta ayuda y tanta subvención. En lo que va de año, cada uno de estos sindicatos, ha recibido ya casi 11,5 millones de euros por ese concepto. Y, a tenor de los datos que hemos visto, no son baladíes los beneficios que les reporta la destrucción de empleo. Beneficios también millonarios, si es que en todos los Expedientes de Regulación de Empleo se sigue el mismo proceso que en FIBRACOLOR, en MENAJE DEL HOGAR y en URECHE.
No olvidemos que, en los ERE presentados ante la Dirección General de Trabajo en el año 2008, había cerca de 50.000 trabajadores afectados. Y el año 2009 es aún peor. Solamente en el primer semestre de este año se registraron 10.382 ERE, con nada menos que 325.456 trabajadores involucrados. Y los sindicatos atentos, ¡pero para pasar factura!

Gijón 11 de octubre de 2009

José Luis Valladares Fernández

miércoles, 14 de octubre de 2009

TRAS LOS PASOS DE LA SGAE

Las diversas Entidades de Gestión Colectiva de Derechos de Propiedad Intelectual que funcionan en España, por definición, debieran ser simples organizaciones asociativas dedicadas a la gestión de esos derechos, pero siempre, sin ánimo de lucro. Deben estar siempre, eso sí, sometidas a la tutela administrativa y, lógicamente, con la debida autorización ministerial.
Entre las funciones básicas de su cometido, está el administrar los derechos de propiedad intelectual que les sean cedidos por los propios titulares; establecer contratos generales con asociaciones de usuarios de su repertorio en celebraciones masivas; hacer efectivos los derechos de naturaleza compensatoria y realizar el reparto de las recaudaciones netas. Tampoco deben olvidarse de promocionar y de prestar los servicios asistenciales necesarios a los autores e intérpretes o ejecutantes asociados que lo necesiten.
De las ocho Entidades de Gestión Colectiva de Derechos de Propiedad Intelectual que existen en España, la SGAE, de la mano de Teddy Bautista, ha sido tradicionalmente la más beligerante. Hasta ahora, ninguna de las otras sociedades había igualado en celo recaudatorio desorbitado e ilógico a la SGAE. Pero ahora, una de ellas, la Asociación de Artistas, Intérpretes Sociedad de Gestión de España (AISGE), por lo que parece, quiere ganar el tiempo perdido y emular a la propia SGAE.
Está visto que la entidad que gestiona en España los derechos de propiedad intelectual de los actores, dobladores, bailarines y directores de escena, quiere olvidarse de los duros inicios que tuvo que soportar al comenzar su andadura en 1990, y se ha subido al carro de las entidades millonarias y trata de cobrar cánones absurdos como la SGAE. Pilar Bardem, presidenta de AISGE no quiere ser menos que su colega Teddy Bautista, rivalizando con él en inventar nuevos cánones completamente ilógicos e irracionales.
Y ahí tenemos a Pilar Bardem intentando cobrar derechos de autor a los hospitales por poner la televisión a los pacientes hospitalizados. Ya en 2008, en nombre de los actores, dobladores y demás patulea cuyos derechos de autor administra, reclamó una indemnización a la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada.
La entidad gestora AISGE que dirige Pilar Bardem, este verano pasado y después de la carta de reclamación enviada a la Federación de Clínicas Privadas, ha tenido la osadía de interponer una demanda contra la Clínica Santa Isabel de Sevilla, exigiendo el pago de ese canon.
Es demencial que Pilar Bardem, en nombre de AISGE, exija con esta demanda el abono de la remuneración que, según dice, corresponde a los artistas intérpretes del audiovisual, “como consecuencia de todos los actos de comunicación pública en la modalidad de transmisión y/o retransmisión de grabaciones audiovisuales, que realizan los centros de hospitalización privada” en las habitaciones destinadas a los pacientes.
Pilar Bardem, como si se tratara de una deferencia con sus interlocutores, ofrece a los centros sanitarios la posibilidad de negociar las distintas tarifas aplicables a estos centros. Eso sí, no pueden diferir mucho de las indicadas por ella misma y que vemos en el siguiente párrafo. “Por actos de comunicación pública de obras y grabaciones audiovisuales en zonas comunes del establecimiento de hospedaje, 45 euros trimestrales por cada local o zona común o acceso público: por actos similares en el interior de las habitaciones del establecimiento asimilado, una tarifa de 1,5 euros al trimestre por habitación ocupada, y de 1,12 euros al trimestre por habitación disponible; y por actos de visionado o consumo unitario de grabaciones audiovisuales en las habitaciones del establecimiento, 0,30 euros por cada visionado”.
Los hospitales privados, como es normal, se oponen al abono de dicho canon. Los responsables de estos centros sanitarios dicen, con toda la razón del mundo, que “El hecho de que un enfermo vea la televisión no significa que asista a la difusión de una actuación". Si logran cobrar a las clínicas privadas ¿cual sería el siguiente paso? ¿Intentar aplicar este canon a los domicilios privados? No olvidemos que, de personas así, puede esperarse cualquier cosa.
De no dejar las cosas como están, sería más normal, creo yo, que los propios actores y comparsa abonaran ese canon a los televidentes. Los actores y comediantes hispanos, si es que han conseguido cierta nombradía, se lo deben a los telespectadores españoles por aguantar impávidos ante la pequeña pantalla tanta chabacanería y zafiedad. Los titiriteros patrios, en su inmensa mayoría, aunque presumen de consumados artistas, no pasan de vulgares y mediocres comediantes. Tal es así, que sus actuaciones entran, casi todas, en lo que se conoce como simple españolada.
La talla de tanto saltimbanqui de la comedia como anda suelto por ahí, a pesar de la promoción gratuita que se les hace, deja mucho que desear. De ahí que muchas de sus actuaciones se salven por las subvenciones que les concede el Gobierno. Porque Zapatero, con el dinero que no es suyo, es sumamente magnánimo. Y más con aquellas personas afectas a alguna de las plataformas afectas al jefe del Ejecutivo. Sin la subvención con dinero público, muchos de ellos se verían obligados a abandonar el mundo de la farándula y dedicarse a otra cosa. Da pena decirlo, pero es así. No dan para más.

Gijón 9 de octubre de 2009

José Luis Valladares Fernández

viernes, 9 de octubre de 2009

DESPILFARROS ECONÓMICOS

Pese a los desmentidos que Zapatero hace en contra, sigue la operación de derribo inconsciente de nuestra economía. El pasado mes de septiembre, volvió a caer la tasa española de inflación armonizada por encima de lo que esperaba el Gobierno y algún que otro analista de su entorno. El pasado mes de agosto el IPC se situó en el -0,8%, y como desapareció el influjo del precio del crudo, se llegó a especular con que el IPC armonizado se mantuviera estable en el nivel alcanzado en agosto. Pero, lamentablemente, no fue así.
En septiembre, según datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística el pasado día 29, la inflación armonizada cayó otras dos décimas, situándose así en el -1% interanual. Los datos comenzaron ya a ser negativos en el mes de marzo pasado y, hasta ahora, no ha sido posible invertir esa tendencia. Llevamos ya, por consiguiente, siete meses consecutivos arrastrando tasas de inflación negativa. Y, a pesar de las previsiones optimistas del Gobierno, llegaremos a final del año anclados en la recesión.
Pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) no se ha cortado la lengua y deja en muy mal lugar a nuestro Gobierno, que se las prometía muy felices. Anuncia sin ambages que España será el único país que seguirá en recesión en 2010. Según este pronóstico el PIB en España caerá un 3,8% en 2009 y para el 2010 prevé una caída del 0,7%. Además de esto, vaticina que el paro en España, en 2010, sobrepasará el 20%. Esta previsión se aleja de lo que indica el Ejecutivo y, por el contrario, coincide con lo augurado por la OCDE. Hasta el PIB de la Italia de Berlusconi, ese país que habíamos dejado económicamente atrás, está previsto que crezca un 0,2% en 2010.
Si nos atenemos a los augurios del Fondo Monetario Internacional, entre las potencias económicas, solamente España seguirá en recesión durante 2010. Y Zapatero, como casi siempre, sigue a uvas y no se entera o no quiere enterarse de nada. Él y sus ministros, en vez de aportar soluciones razonables, intentan quitar hierro a esas explosivas declaraciones. Manuel Chaves se atreve a sentenciar que "la posibilidad de error del FMI es muy grande". Y la ‘Bien Mandá’, Elena Salgado, afirma sin complejos que “la recuperación empezará en España en 2010, quizás en la segunda parte del año”. Y ella misma, en las reuniones de dicho Fondo en Estambul, se encargará de aclarar a los miembros del mismo las diversas cuestiones de la economía española que no han sabido entender. Nuestro Gobierno presume de tener mejor información que el FMI.
Y entre tanto, Zapatero sigue con su política de gestos que, si no cambia, nos llevará directamente a la ruina. Debe estar esperando a que, el resto de los países que van levantando cabeza, tiren de nuestro carro y nos saquen del atolladero en que nos ha metido. El camino elegido por Zapatero para luchar contra la crisis, no es el más idóneo ni mucho menos. Tal es así que, hoy por hoy, no hay organismo alguno que se atreva a pronosticar el más mínimo avance del PIB español, ni a corto ni a medio plazo. Por algo será.
A la vista está que Zapatero, encerrado en su propio mundo, no ve más soluciones que la de gastar sin control el dinero que no tiene. Ahí está para demostrarlo el Proyecto de Ley de Presupuestos para 2010 presentado en el Parlamento hace muy pocas fechas. El Gobierno dispara irresponsablemente nuestra deuda pública hasta la preocupante cifra del 62,5% del PIB, violando así el límite a que obliga la Unión Europea. El Ejecutivo, según ese Proyecto de Presupuestos, piensa que el Tesoro debe emitir 211.500 millones de euros en términos brutos. Lo que significa un aumento desorbitado y sin precedentes de la deuda pública.
De ahí que el FMI pronostique que este año nuestro déficit fiscal supere el 10% del producto interior bruto previsto por nuestro Gobierno. Señala incluso que nuestros números rojos pueden llegar hasta el 12,3% del PIB.
Pero el Fondo Monetario Internacional no se limita a señalar esos datos malos de nuestra economía que debieran sacar los colores a Zapatero y demás miembros del Gobierno. Nos marca también el único camino a seguir, si es que queremos enderezar nuestro rumbo económico. Es el camino que, ni más ni menos, han recorrido los diversos países que ahora están en la pista de despegue para abandonar en breve la paralizante recesión. Lo primero que tiene que hacer el Gobierno, si nos atenemos a las recomendaciones nada nuevas del FMI, es reducir drásticamente el déficit presupuestario y recortar de un modo significativo el gasto público. Insiste el Fondo Monetario Internacional que es necesario reformar también nuestro mercado laboral y mejorar notablemente la competitividad.
Se trata de una reestructuración fundamental de nuestra economía, pedida igualmente desde muchos sectores económicos nacionales y que ha sido una constante en las recomendaciones del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez. Pero José Luis Rodríguez Zapatero, pontífice máximo de los despropósitos del Gobierno, no quiere ni oír hablar del tema. Mientras que el Ejecutivo no promueva un entorno propicio para la creación de empleo, tendremos que seguir soportando esa presión brutal del desempleo sobre las cuentas del Estado.
Mientras no se recupere debidamente el mercado laboral y se logre un reequilibrio de la demanda global, los hogares no recuperarán su poder adquisitivo anterior a la crisis y el consumo seguirá estancado. Que el FMI nos recomiende “mantener el estímulo fiscal hasta que la recuperación se encuentre afirmada” e incluso más allá, a Zapatero le suena a chino. Él está tan seguro de sí mismo que piensa que con más gasto social y alguna que otra ocurrencia de su ingenio particular, está todo solucionado. No le entra en la cabeza que la realidad es siempre muy testaruda. ¡Que razón tenía Konrad Adenauer cuando afirmó: “Dios libre a los pueblos de los gobernantes con ocurrencias”!

Gijón, 7 de Octubre de 2009

José Luis Valladares Fernández

miércoles, 7 de octubre de 2009

LA ‘BIEN PAGÁ’ Y SUS CONSIGNAS

El pasado día 26 de septiembre, el Consejo de Ministros, tal como estaba previsto, aprobó el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado de 2010, tan irreales como los de 2009. En este proyecto se suprime la deducción de los famosos 400 euros que ayudaron a Zapatero a ganar las últimas elecciones. También se anuncia la subida en un punto del IVA reducido y en dos puntos del tipo general. Se eleva igualmente la tributación por el ahorro al 19 y al 21 %. De este modo el ejecutivo, de manera irresponsable, pone en marcha la mayor subida de impuestos conocida en España, con la intención absurda de cubrir así el enorme agujero de la caja pública. Hemos estado de fiesta durante mucho tiempo y los gastos de las fiestas, al final, hay que pagarlos.
Ante tal desmán, son muchos los estamentos sociales que se sienten defraudados por esta injusta subida de impuestos que nos espera a la vuelta de la esquina. Hasta dentro del propio PSOE hay grupos descontentos con este abultado aumento de la presión fiscal, entre los que se encuentran, incluso, miembros muy destacados del partido socialista. De nada vale que la vicepresidenta primera del Gobierno salga a la palestra e indique que estos impuestos se enmarcan en un contexto de crisis y que son austeros y que tienen un marcado carácter solidario.
El hecho de que se anunciara de un modo falaz y demagógico que ésta subida afectaría principalmente a los más ricos, ha encendido aún más los ánimos, ya que se ha comprobado fehacientemente que los impuestos, como siempre, van a cargo de las clases medias y de los más pobres. Las grandes fortunas, los ricos de que hablaban con fruición Zapatero y José Blanco, no tendrá vela en este entierro y continuarán, como hasta ahora, tributando el 1% exclusivamente.
Por las caras de circunstancias que han puesto, se adivina una clara contestación en las filas del PSOE y en muchos simpatizantes socialistas. Esta circunstancia, ha obligado a la ‘Bien Pagá’, Leire Pajín, a pedir a su gente que no se acobarde ante estos tiempos difíciles. Les dice que hay que “salir a la calle” a explicar a todos los ciudadanos las claves de esta política económica que incluye esta subida de impuestos. Metida ya en harina, y aprovechando el discurso de apertura de la Conferencia de Organizaciones Sectoriales del PSOE, ha pedido a los socialistas que “miren a los ojos” de los trabajadores y de los que han perdido su empleo, a quienes “no vamos a dejar en la cuneta”.
Y, me imagino que refiriéndose al Partido Popular, agrega con toda la cara del mundo: “Hay quien puede levantar mucho la voz o incluso faltar al respeto, pero lo que no podrá es mirar a los ojos de los desempleados y decirles que las medidas que ha adoptado el Gobierno no sirven para nada”. ¡Vaya que si sirven! Sirven, entre otras cosas, para que continúen, sine die, en el paro, viviendo -si es que eso es vida- de una pequeña limosna y sin aspirar a más que a ser un pobre tutelado.
Y poniendo cara de haber llegado a la política para ayudar a los desarrapados, no tiene empacho en continuar: hay que “estar atentos a la gente que está ahí afuera” y que el PSOE “es capaz de responderles” y de propiciar medidas que les proporcionen un empleo. ¡Vaya cara! El trabajo creado por estos benefactores de la humanidad es muy singular. Se trata de permanecer a la intemperie por tiempo indefinido, a la espera de que caiga esa insuficiente limosna que no te quita el hambre, por supuesto, pero que te permite seguir malviviendo.
Y la Bien Pagá continúa con ese tono de matón que la caracteriza: “No tengáis duda de que saldremos de esta situación y que podremos mirar a los ciudadanos a los ojos. No como otros, que sólo tienen un objetivo que es desgastar al Gobierno para llegar a la Moncloa” Son precisamente los socialistas quienes deberían apartar la vista de los ojos de los trabajadores y de los parados. De los ojos de los trabajadores porque, de seguir así, muy pronto pasarán a integrar las listas de los parados. De los ojos de los parados porque, de seguir con el despilfarro actual, no encontraran nunca trabajo.
Los socialistas, creo yo, si tuvieran algo de dignidad, no se atreverían a mirar a los ojos de los trabajadores ni de los parados, ya que son ellos, y nadie más que ellos los responsables de la situación en que se encuentran estos. Es evidente que el recetario socialista, cuando se reviste de ese izquierdismo trasnochado, no genera más que pobreza. Se convierte en una fábrica absurda de cuya cadena de producción no salen más que pobres y menesterosos.
Pero Leire Pajín, por mucho que llueva, es inmune al desaliento. Y termina su perorata, cómo no, emplazando a los suyos a “seguir trabajando” y a “arrimar el hombro”. ¡Qué fácil es lanzar consignas cuando le respalda a uno una cuenta bancaria envidiable!

Gijón, 30 de septiembre de 2009

José Luis Valladares Fernández

jueves, 1 de octubre de 2009

LA EXPLOSIÓN DE LA ‘BURBUJA VERDE’

A moral, no hay quien gane a José Luis Rodríguez Zapatero. Ni siquiera el equipo de fútbol que, en cuestión de moral, hizo historia en Alcoy hace ya muchos años. A mediados de septiembre, fue entrevistado por la revista estadounidense Newsweek y sus afirmaciones no dan lugar a dudas. Como quien no ha roto ni un plato en su vida, afirma rotundamente que la recesión en España “será menor que en otros países europeos”. Y sin cambiar de disco agrega que “nuestro sector bancario ha evitado la crisis, y eso ayudará en la recuperación”.
Es muy significativa su contestación cuando el periodista de Newsweek, refiriéndose a nuestra tasa de paro y a nuestro déficit público, le pregunta que si España se estaba hundiendo. La respuesta de Zapatero no pudo ser más terminante: “No. Basta con salir a la calle para ver que no es así”. Y, como a quien acaba de encendérsele una lucecita, reconoce que “el principal problema es el desempleo”. Pero, empleando las monsergas de siempre, explica que esto está prácticamente bajo control con la “protección social y las reforma del modelo de crecimiento hacia uno menos centrado en la construcción y más en sectores innovadores como las energías renovables o la biotecnología”.
Está muy claro que Zapatero, o no sabe lo que dice, o miente descaradamente. Aunque es más grave la mentira que la ignorancia, por una mentira más, el jefe del ejecutivo no se pone colorado. Le da igual si de ello saca provecho, ya que a base de mentiras, en esta España nuestra, se puede ir muy lejos aunque pueda resultar complicado el regreso.
La burbuja inmobiliaria le explotó en las manos cuando menos lo esperaba, produciendo los efectos perniciosos que todos conocemos y que muchos están pagando muy caro. Otro tanto le va a ocurrir, aunque tampoco lo espere, con la llamada ‘burbuja verde’ que está ya a punto de explotar. Las Energías Renovables no son el bálsamo de fierabrás que solucione el problema mayúsculo del paro. Más bien han resultado ser un fiasco. Hay un informe, elaborado por la Universidad Rey Juan Carlos, de fecha 18 de abril pasado, que lo corrobora con claridad.
Según el citado informe, por cada empleo que se pretendía crear en el sector de estas energías, se destruían, en términos netos, nada menos que 2,2 puestos de trabajo en el conjunto de la economía. De ahí que la creación de “empleos verdes”, más que una solución a la destrucción de empleo, resulta un negocio sumamente ruinoso. A la vista están las enormes sumas de dinero que se han transferido desde otros sectores productivos al sector ruinoso de las “energías verdes”. El Gobierno español tenía ya comprometido, para la fecha de ese informe, nada menos que 28.671 millones. Con este dinero, sufragado íntegramente por el bolsillo de los ciudadanos, se pretende fomentar y subsidiar este tipo de energías.
Continuando con los datos suministrados por el informe citado de la Universidad Rey Juan Carlos, vemos que, desde el año 2000 hasta finales de 2008, las energías renovables absorbieron unos 571.138 euros por cada empleo verde generado. Y si nos limitamos exclusivamente a la industria eólica, dicho coste, por cada puesto de trabajo, supera el millón de euros.
El desarrollo y mantenimiento de las energías renovables exigen un volumen de recursos prácticamente insostenibles. La renta vitalicia, consumida por dichas energías, equivale al 4,35 de lo que se recauda anualmente por IVA y al 3,45 del IRPF. Para compensar el enorme déficit de tarifa eléctrica, generado en su mayor parte por las energías renovables, según la Comisión Nacional de Energía, habría que elevar la factura eléctrica por encima del 31%, o arbitrar una subida de impuestos considerable.
No cabe la menor duda que las energías renovables, dadas las subvenciones que precisan, comportan un despilfarro notable de recursos, que tiene mucho que ver con la destrucción neta de puestos de trabajo en el resto de áreas de la economía española. Los datos ofrecidos por el informe citado lo dejan muy claro: en términos de potencia instalada, con cada megavatio verde subvencionado, nos cargamos un promedio de 5,39 puestos de trabajo en el ámbito de la economía nacional; 8,99 la energía fotovoltaica y 4,32 la eólica.
La generación de energía renovable, tiene asignado por ley un precio muy por encima del precio real de mercado. Hoy día, las empresas distribuidoras de energía "pagan a los productores de energía renovable un precio regulado muy por encima del de mercado, alcanzando más del 100% del precio de mercado en la energía eólica y más del 500% en la solar o fotovoltaica". Esto comporta que se detraiga una cantidad de capital importante de otros sectores productivos, para acudir en ayuda de las energías renovables. Es normal que así no podamos competir con los productores y exportadores de energía extranjeros, como Francia.
Puesto que estas energías, para ser mínimamente rentables, necesitan de una inyección, cada vez más elevada de capital, tiene que llegar el momento en que se agoten los recursos disponibles. Y en ese momento, como pasó con el ladrillo, la “burbuja verde”, generada inconscientemente por el gobierno, explotará sin remedio, agravando así mucho más nuestra ya maltrecha economía.
Para evitar este desastre anunciado, habría que dar preferencia a otro tipo de fuentes de energía que son mucho más baratas y competitivas. Pero los socialistas, hoy en el Gobierno, seguirán empecinados con las energías renovables, que piensan que son el invento del siglo. Además, por prejuicios ideológicos absurdos, están incapacitados para reaccionar a tiempo.

Gijón, 29 de septiembre de 2009

José Luis Valladares Fernández