martes, 31 de agosto de 2010

A ZAPATERO SE LE VOLVIÓ A IR LA MANO

Ateniéndonos a los hechos, tenemos que reconocer que José Luis Rodríguez Zapatero es un dilapidador compulsivo. Por lo que parece, le quema el dinero en las manos, sobre todo si se trata del dinero que pertenece a todos los españoles. Tal es así que, en los siete primeros meses del año actual ha fundido, nada más y nada menos, la importante cantidad de 360 millones de euros en las habituales subvenciones a sindicatos y a fundaciones amigas. Para Rodríguez Zapatero, el ahorro es algo que no va con él y que exclusivamente deben practicar los que no han disfrutado de la sonrisa de la fortuna.
Contrasta este reparto de subvenciones, que podemos tildar de ideológicas, con el mayor recorte de derechos sociales realizado en España desde la reinstauración de la democracia y con sus continuas apelaciones a que el ciudadano corriente debe apretarse el cinturón. Hay que macizar previsoramente entre colectivos más o menos afines para garantizarse futuros apoyos electorales. Entre estos colectivos se encuentran los sindicatos, un buen número de fundaciones amigas y, cómo no, varios movimientos de homosexuales y feministas. Y claro está, no podían faltar los titiriteros, los de la ceja y todo ese mundo de vividores, amigotes y paniaguados, acostumbrados a vivir de la mamandurria oficial.
Había cierta expectación, a la vista de las dolorosas medidas del tijeretazo social que le obligaron a tomar, para saber si Zapatero cerraba definitivamente el grifo por donde se le iban tantos millones de euros de manera poco razonable. La obligación de reducir gastos, impuesta por la Unión Europea, llevó a Zapatero a improvisar una vez más y optó por lo más fácil, dejar intacta su capacidad de distribuir prebendas a su antojo y ahorrarse unos cuantos millones de euros a costa de los más débiles, los pensionistas y los trabajadores públicos.
A pesar de que los jubilados, con pensiones generalmente exiguas, pierden poder adquisitivo cada vez que se las actualizan, el decretazo social de Zapatero les obliga a contribuir con su óbolo a la reducción del déficit público. La congelación de las pensiones, les privará, a finales de año, de la actualización correspondiente. Formando parte del mismo recetario socialista, tenemos a los trabajadores públicos, funcionarios o no, a los que se les recorta el sueldo una media del 5%, para dar respuesta a la llamada de atención de la Unión Europea. A estas peculiares medidas se unen otras no menos chocantes, que tienen que soportar también los más débiles económicamente, como la supresión del cheque bebé y la desaparición de los famosos 400 euros.
La austeridad proclamada por el Gobierno, en realidad, se reduce a eso, a recortes drásticos en los sueldos de los funcionarios y los empleados públicos y la congelación de las pensiones y, además, pedirles encarecidamente que aprieten su cinturón. Pero, por lo que vemos, ni la congelación de las pensiones, ni la reducción de los salarios de los funcionarios, han servido para que Rodríguez Zapatero cerrara definitivamente su particular tómbola. El Boletín Oficial del estado del pasado día 4 lo demuestra perfectamente. Pese a la situación económica que atraviesa España, el jefe del Ejecutivo repartió con total impunidad, durante la primera semana de este mes de agosto, la bonita cifra de 91 millones.
Entre los agraciados con ese generoso reparto de dinero, como es habitual, tenemos a los sindicatos que, de esos 91 millones repartidos, se quedan con 29.036.380 euros, 128.096 euros más que en el ejercicio anterior. Las centrales sindicales más beneficiadas han sido, como siempre, UGT y CC.OO, que recibirán, cada una de ellas, más de 11,2 millones de euros. La central sindical CSI-CSIF se lleva un interesante pellizco de 4.572.261,93 euros. Los demás sindicatos minoritarios reciben cantidades testimoniales hasta completar los 29 millones de euros. Con Zapatero, los responsables de las centrales mayoritarias se han convertido en verdaderos parásitos que no piensan más que en cobrar del Estado. Desde la llegada de Zapatero a La Moncloa, las prebendas de estas centrales sindicales se cuadriplicaron, recibiendo un 400% más de ayudas estatales que anteriormente.
Esta es la relación completa del dinero que el Gobierno proporciona graciosamente a los sindicatos a costa de los contribuyentes, copiada directamente del BOE del día 4 de este mes de agosto:


Hay otras subvenciones, alguna de ellas muy llamativa, como la destinada a la consabida memoria histórica. El Gobierno ha destinado casi 5,7 millones de euros para la localización y exhumación de víctimas del franquismo, y para realizar documentales relacionados con la Guerra Civil. Tratarán de realizar alguno más como los protagonizados por Almodóvar y Javier Barden, entre otros. Y como aquellos documentales, estos serán también claramente tendenciosos y sectarios, de modo que fomenten el odio y reabran nuevamente heridas pasadas, para así curar las que en la actualidad tiene abiertas Zapatero.
Por el mismo precio, y amparándose en la promoción de la cultura, el Gobierno aprueba otras subvenciones, todas ellas de corte ideológico. Zapatero se ha mostrado una vez más extremadamente generoso con fundaciones afines y allegados políticos. La Fundación Ideas para el Progreso, que controla Jesús Caldera, fue agraciada con 30.000 euros para gastar en "Cine español e inmigración". Esta misma Fundación recibe otros 15.000 euros, con la intención un tanto peregrina, de que organice un curso sobre "La influencia cultural de España en Estados Unidos". También se lleva otros 30.000 euros la Fundación Socialismo sin Fronteras, ésta con lazos en Izquierda Unida.
A través del Ministerio de Cultura, Zapatero regala otros 3 millones de euros al sindicato de la ceja y similares, con la consabida disculpa de “promoción de la cultura”. Llaman la atención los 6.000 euros que se destinan para los “jóvenes poetas andaluces” y, más aún, que sea precisamente la entidad de Cándido Méndez la encargada de gestionar ese dinero. La Academia de Cine y la vertiente catalana de la misma, faltaría más, reciben 33.000 euros por reparto. Tampoco va de vacío la asociación que se dedica al Estudio de la deportación y el Exilio Español, ya que se ve favorecida con 5.000 euros, exactamente el doble de lo que se lleva el Foro de la Memoria de Bélgica, embarcado en el proyecto titulado "Españoles en la Segunda Guerra Mundial: historia y memoria".
No habrá dinero para infraestructuras ni para inversiones industriales, y ni siquiera para mejorar el Estado de Bienestar social. Pero no puede faltar para los sindicatos, ni para las asociaciones de memoria histórica, ni para los actores y ni para las fundaciones amigas. Ya se encarga solícitamente nuestro Gobierno de obsequiar a estos colectivos para que no noten, en absoluto, los molestos efectos del tijeretazo social. Con este fin, desde el Gobierno, se pide un mayor sacrificio a los ciudadanos corrientes. A los privilegiados no les puede faltar nada y, claro, el Gobierno está para eso, para favorecer a los afines y amigos y para pagar algún que otro favor electoral.

Barrillos de Las Arrimadas, 16 de agosto de 2010

José Luis Valladares Fernández

martes, 24 de agosto de 2010

REPUNTE ECONÓMICO ENGAÑOSO

Está visto que la agudeza visual de José Luis Rodríguez Zapatero y de todos sus adláteres es envidiable. Es por eso que desde el PSOE, y desde todas las instituciones que dependen del Gobierno, se vea crecer la hierba y se detecte cualquier brote verde a punto de nacer en nuestro desolado paisaje económico. Pero sus apreciaciones son tan prematuras que, como suele ocurrir con la flor del almendro que se adelanta, se congelan antes de aparecer y de consolidarse.
Se da la circunstancia de que el Tesoro logró adjudicar el pasado día 5 la nada despreciable suma de 3.500 millones de euros en bonos a tres años a un tipo marginal del 2,306%, porcentaje notablemente inferior al comprometido en la subasta anterior del pasado día 10 de junio que alcanzó un 3,394%. Una vez terminada la subasta, aparecieron las primeras afirmaciones exageradamente optimistas. Dan por hecho que España ha consolidado ya la confianza de los inversores. No quieren ver que este menor coste de la financiación de la deuda pública española es meramente ocasional y fortuito, debido a los sospechosos test o pruebas de solvencia de las entidades de crédito europeo, entre las que se encuentran los grandes bancos españoles. En todo caso, por mucho que nos digan, nada definitivo que nos lleve a pensar que se está normalizando nuestra situación. La prueba está en que las diversas agencias de calificación no han mejorado un ápice nuestra valoración económica.
Los mismos que han pregonado, antes de tiempo, la consolidación de la confianza de los inversores en España, celebran igualmente, por todo lo alto, el crecimiento de la producción industrial. Y todo por unos datos desvelados por el Instituto Nacional de Estadística en los que se indica que el Índice de Producción Industrial (IPI) creció un 3,1%, dato que para ellos es francamente esperanzador. Y lo hacen sin valorar previamente el alcance de dicho crecimiento y sin analizar si las circunstancias que lo motivaron son transitorias o definitivas. No quieren ver que ese crecimiento es debido a una mejora manifiestamente ocasional del consumo privado y empresarial por puro interés crematístico.
Se trata efectivamente de un simple adelanto de los gastos en bienes duraderos, por razones tan variadas como la finalización de las ayudas para la adquisición de coches, la implantación de la televisión digital, incluso el interés por seguir el mundial de fútbol y, cómo no, para sustraerse al aumento del IVA que comenzaba a aplicarse el 1 de julio. Incluso se ha adelantado al mes de junio la compra de inmuebles, además de para ahorrarse la subida del IVA, para acogerse a unos beneficios fiscales por la obtención de vivienda que está previsto que desaparezcan a partir del día 1 de enero del próximo año de 2011.
Que esta mejora en el crecimiento de la producción industrial es meramente efímera, queda patente si analizamos los índices de actividad y el comportamiento de cada industria durante el mes de junio. La fabricación de productos informáticos y electrónicos subió un 19,7%. Igualmente repuntó un 19,4% la producción de vehículos de motor y remolques. La industria textil crece un 14,9 % y también lo hace en un 21,1% la extracción de hulla y antracita. Sin embargo, el retroceso del 20,3% en la fabricación de material de transporte es sumamente importante, al igual que el descenso del 15,1% de la reparación e instalación de maquinaria diversa y equipos. También desciende un 8,4% la confección de prendas de vestir.
La consecuencia de ese gasto adelantado, es cierto, supuso un crecimiento de dos décimas del Producto Interior Bruto del segundo trimestre con respecto al primero, por las circunstancias ya apuntadas. Pues no podemos olvidar que el consumo privado creció un 0,7% durante el segundo trimestre del año. A pesar de todo no es éste un dato tan boyante como pretenden hacernos creer, pues el crecimiento del segundo trimestre es un 0,2% inferior al del mismo periodo de 2009. Y así nos encontramos con que julio vertió un jarro de agua fría sobre las ilusiones que se había hecho el Ejecutivo español y todos sus voceros.
El mes de julio vino a poner las cosas en su sitio. Ahí está, por ejemplo, el desplome contundente de la venta de automóviles durante dicho mes y, cómo no, la subida generalizada de precios por la aplicación del nuevo IVA, lo que ha supuesto un repunte de la inflación en cuatro décimas, situándola en el 1,9% interanual. Es evidente que con estos datos, la situación de la economía española, lejos de ser boyante, vive momentos altamente peligrosos para la supervivencia empresarial. Y más ahora, que han aumentado las dificultades que encuentran las empresas para acceder a la necesaria financiación, al endurecer los bancos la concesión de créditos. Y entre tanto, más de cinco millones y medio de ciudadanos llamando a sus puertas en busca de un trabajo que no aparece.

Barrillos de Las arrimadas, 10 de agosto de 2010.

José Luis Valladares Fernández

domingo, 15 de agosto de 2010

LA SUBIDA DEL IVA YA EMPIEZA A SENTIRSE

El optimismo antropológico del que suele hacer gala José Luis Rodríguez Zapatero volvió a dispararse precipitadamente por los datos del primer semestre del año, que mostraban una mejora en la recaudación tributaria respecto de igual periodo de 2009. En el primer semestre del año, se invierte la tendencia negativa, por primera vez, desde que la recesión se apoderó de nuestra economía y la recaudación por ese concepto se incrementó un 10,4%. Esto es, de 66.237 millones de euros recaudados en el primer semestre de 2009, se pasó a recaudar 73.130 millones de euros en los seis primeros meses de 2010.
El presidente del Gobierno, ante estos datos, recuperó de nuevo la sonrisa que hacía ya tiempo que tenía congelada, pensando que esto es ya una señal evidente de que ha comenzado la ansiada recuperación económica. Y como es natural, piensa que la buena nueva es debida a las medidas adoptadas por su Gobierno. De ahí que, en su comparecencia para hacer balance de su ejecutoria durante los primeros siete meses del año, mostrara su euforia. “Estamos en la dirección adecuada –dijo- y sólo hace falta cumplir, cumplir y cumplir con las reformas”. Y seguro que más de uno pensará, como Rodríguez Zapatero, que eso de que se recauda menos subiendo los impuestos es un simple cuento de calleja.
El endurecimiento de los tipos fiscales dio origen a esta engañosa y provisional remontada de los ingresos logrados provisionalmente por las arcas públicas. Si analizamos detenidamente los datos, no es como para lanzar las campanas al vuelo, ya que los ingresos procedentes del IRPF han crecido un 3,6% porque se ha eliminado la deducción de los famosos 400 euros que dieron el triunfo a Zapatero en 2008, además del incremento al 19% del tipo aplicable a las rentas del capital. La recaudación por IVA durante este primer semestre del año supuso un 31,4% más que en el mismo período del año 2009.
El repunte de los ingresos por IVA sería importante y definitivo si no fuera debido a que los ciudadanos adelantaron sus compras para substraerse a la subida de tipos fiscales que entraban en vigor el 1 de julio. Se trata, por lo tanto, de un incremento puramente accidental que, lejos de consolidarse, se va a ir conjugando durante el segundo semestre del año y que incluso puede llegar a ser negativo. Ahí está, por ejemplo el desplome generalizado en la venta de coches durante el pasado mes de julio. Según fuentes del sector, el volumen de matriculaciones de vehículos durante dicho mes no pasó de las 83.000 unidades, con lo que tenemos un retroceso superior al 23% con respecto al mismo periodo de 2009.
Es cierto que con esta mejora de ingresos se ha logrado reducir temporalmente el déficit público en un 25% y, según Zapatero, consolidar la confianza de los mercados en España. El saldo negativo del Estado a finales de junio quedaba en 29.765 millones de euros frente a los 39.553 millones que mostraban las cuentas a finales del mismo mes del año 2009. Pero se trata de un alivio momentáneo del déficit público pues, en lo que resta del año los ingresos van a experimentar un retroceso notable, llegando incluso a registrar cuotas negativas. Aunque se tratara de una mejora definitiva de los ingresos no habría impacto alguno positivo en las cuentas del Estado, ya que el gasto público ha crecido un 3,6% durante la primera mitad del año. Y mientras el gasto público siga aumentando no hay posibilidad de estabilizar la cuenta de resultados al no lograr el necesario equilibrio entre ingresos y gastos.
A pesar de que José Luis Rodríguez Zapatero presente la mejor recaudación del primer semestre como un logro notable, aparecen ya los efectos perversos de la entrada en vigor de la subida del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) decretada por el Gobierno. Aparte de la notable caída en la venta de automóviles, que ya vimos, nos encontramos que en el mes de julio han subido los precios todos aquellos artículos en los que el IVA juega un papel importante como son los alimentos y las bebidas no alcohólicas, el gas, la luz y el transporte público. Esto ha supuesto, según adelanta el Instituto Nacional de estadística, un repunte de la inflación en cuatro décimas durante el pasado mes de julio, situándola en el 1,9% interanual.
Se trata del mayor incremento del IPC desde noviembre de 2008. De no haber sido por la subida del IVA, la inflación no habría pasado del 1,5% registrada en junio. Y eso que hay muchos artículos en los que aún no se ha repercutido el IVA por culpa de la situación de debilidad en el consumo. De ahí que el impacto del IVA aún no se haya dejado sentir en toda su crudeza. De momento, donde más se ha hecho notar es en los precios regulados como es la energía eléctrica, el teléfono, el gas y los transportes públicos. Las subidas de precio, como consecuencia de la aplicación de los nuevos tipos del IVA, irán dando lugar a que la retracción del consumo sea cada vez más importante.

Barrillos de Las Arrimadas, 5 de agosto de 2010

José Luis Valladares Fernández

martes, 10 de agosto de 2010

ELPESADO LASTRE DE LA DEUDA

No se cansa nuestro presidente, José Luis Rodríguez Zapatero de repetir, una y otra vez, que no se puede comparar a España con Grecia. De momento, quizás tenga razón. Pero si no corta de raíz los habituales gastos tontos de su Gobierno y cierra tanto sumidero absurdo por donde se le van cantidades ingentes de dinero, no tardaremos en seguir los pasos del país heleno. Grecia está en la UBI y España ha entrado ya en urgencias. Nuestra situación, aunque mejor que la de Grecia, es sumamente preocupante por el peso creciente de nuestra deuda y por su rápida evolución.
La deuda pública española comenzó a dispararse de una manera alarmante en el año 2008 y, desde entonces, no ha parado de crecer de un modo disparatado. Durante el año 2009, nuestra deuda se incrementó nada menos que en un 29,48%, el porcentaje más alto desde 1993 en que creció un 29,64% más que en el año anterior. El total de la suma de la deuda pública, contabilizada por el Banco de España hasta el mes de marzo pasado, asciende a la planetaria cifra de 1,78 billones (con b) de euros. Esta es la pesada herencia que dejamos a las generaciones venideras, con lo que de entrada hipotecamos ya su futuro y les obligamos a pagarla a base de sudor y lágrimas.
La suma de la deuda acumulada por el Gobierno, más la deuda de las empresas y la de los hogares, en relación con el PIB, supera con mucho el nivel de casi todos los países desarrollados. Nuestro nivel de endeudamiento está muy próximo al 350% del PIB, superados únicamente por el Reino Unido y por Japón, países preparados para soportar esa deuda mejor que nosotros. En este año de 2010 habrá que hacer malabarismos para reunir unos 225.000 millones de euros para hacer frente a los vencimientos que se avecinan. A finales del pasado mes de julio vencieron 24.663 millones de euros que el Gobierno colocó en el mercado con grandes dificultades. Y esa cantidad no representaba más que el 18% de todo lo que se tendrá que financiar durante el presente ejercicio. Y el próximo año de 2011 será aún mucho peor.
Para complicar aún más el problema, la prima de riesgo a que ha de hacer frente España no hace más que subir. A esa subida de la prima de riesgo, hay que unir el incremento de la rentabilidad que invariablemente debe aplicar el Estado, cada vez que emite nueva deuda para llamar la atención de los inversores. La elevación constante de la prima de riesgo viene provocada, por un lado, por las bajadas del ‘rating’ que realizan las agencias de calificación y, por otro, por las emisiones a corto plazo y sobre todo por los ataque continuos de los especuladores que se aprovechan cuando ven a un país con dificultades económicas. Estos cazadores de gangas han llegado incluso hasta hacerse, en gran parte, con los seguros contra el impago de la deuda.
En el ministerio de Economía se enfadan cada vez que alguien duda de la capacidad de España para pagar sus deudas. De ahí que afirmen que “no existen factores de riesgo” de que el Estado no pueda hacer frente a sus pagos. La solvencia del Estado no es tan evidente como quieren hacernos ver. El déficit público disparado y la recuperación económica, cada vez más esquiva, refuerzan la idea de una preocupante debilidad y dan pie a que se dude de las palabras de los responsables del ministerio de Economía. La respuesta que se dé a los elevados vencimientos próximos, nos pondrá en la pista de hasta dónde llega la fiabilidad de España que tanto pregonan la ministra de Economía y todos sus segundos.
Desde el año 2007, que es cuando estallo la crisis actual, el Gobierno comenzó a emitir deuda sin el debido control. Había que financiar todas esas políticas de gastos, cuya intencionalidad electoral era meridianamente clara, como los famosos 400 euros, el ‘cheque-bebé’ y otros por el estilo. De ahí que desde finales de 2007 y hasta finales de 2009, la deuda circulante en España aumentara en 136.000 millones de euros. Hasta ahora, es cierto, España ha hecho siempre frente a los vencimientos, aunque con relativa frecuencia acudiendo a créditos sindicados por los bancos. Es verdad que el Tesoro no ha tenido problemas para colocar las diferentes emisiones de deuda, sea ésta del tipo que sea. Pero la colocación de la misma cada vez nos sale más cara. Para atraer a los inversores, la colocación de la última deuda emitida nos ha costado un 15,77% más que en la emisión de abril pasado.
Los bancos españoles, no sé si por echar un cable al Gobierno o porque de algún modo se les obligó, comenzaron a adquirir deuda española a corto plazo. Esto dio lugar a que las entidades bancarias españolas comenzaran a tener verdaderos problemas financieros, llegando incluso, alguna de ellas, a encontrarse en una verdadera situación de emergencia. Como el mercado interbancario se ha cerrado en banda, la banca española no tuvo más remedio que acudir masivamente al Banco Central Europeo (BCE) en busca de financiación. Desde junio de 2009 a junio de 2010, la deuda de las entidades financieras españolas con el BCE se ha disparado en un 78,6%, alcanzando la cifra de 126.300 millones de euros. De todos los fondos que el Banco Central Europeo puso en circulación, las entidades bancarias españolas suscribieron ellas solas la cuarta parte de los mismos.
Así las cosas, por mucho que Rodríguez Zapatero esté empeñado en hacernos creer que vivimos en una Arcadia feliz y próspera, los problemas económicos serán cada vez más graves y la pobreza se irá generalizando progresivamente. Hay que tener en cuenta que las consecuencias de la crisis continuarán siendo más agudas en España que en el resto de países de nuestro entorno, ya que nuestro modelo productivo es muy intensivo, pero muy poco capitalizado. Por si esto fuera poco, estamos muy endeudados y nunca, ni siquiera en épocas de bonanza económica, hemos sido capaces de absorber a toda la población activa. Preparémonos, pues, para tasas de paro desconocidas hasta ahora y que pueden rondar la preocupante cifra del 30%.

Barrillos de Las Arrimadas, 2 de agosto de 2010.

José Luis Valladares Fernández

sábado, 7 de agosto de 2010

EL FRAUDE DE LAS ENERGÍAS RENOVABLES

Los Consumidores de energía eléctrica estamos pagando los caprichos ideológicos del PSOE y de su Secretario General y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Está empeñado en hacernos creer que las energías renovables son el invento del siglo y que, gracias a ellas, solucionaremos definitivamente todos nuestros problemas energéticos. También dice que las renovables van a ser una buena piedra de toque para generar empleo. Para ver que todo esto no es verdad, no tenemos más que acudir al prolijo informe, de fecha 18 de abril de 2009, que elaboró la Universidad Rey Juan Carlos, en colaboración con analistas del Instituto Juan de Mariana.
Para empezar, y según datos oficiales, las renovables no cubren nada más que el 10,7% de la demanda energética de España. Habría que esperar hasta el año 2020 para que las renovables supongan aproximadamente un 20% del consumo total de energía. Pero, eso sí, su desarrollo y su mantenimiento posterior, requerirá un volumen de recursos prácticamente inasumible. Se va en dichas energías el equivalente al 4,35% de lo recaudado anualmente por IVA y al 3,45 del IRPF. Es tanto como decir que la puesta en marcha de las renovables y su mantenimiento ulterior, se llevan por delante, unos 300 euros por cada ciudadano español.
Las energías verdes o renovables son las auténticas responsables del elevado déficit de tarifa que soporta el sistema eléctrico español. A finales de junio pasado, la diferencia arrastrada entre costes e ingresos en la producción eléctrica ascendía a 20.000 millones de euros, diferencia que el Gobierno trata de cubrir con recargos constantes en la factura de la luz. Continuando con esta pauta, en el año 2013, nos encontraríamos con un déficit tarifario de unos 22.000 millones de euros y, para compensarlo, habría que eliminar las primas que recibe, subir la factura de la luz por encima del 31% o acudir a una subida de impuestos considerable.
La pretensión de crear empleo con este tipo de energías es absurda. El resultado no puede ser más catastrófico. Según el citado informe de la Universidad Rey Juan Carlos, por cada puesto de trabajo creado por las llamadas energías renovables o verdes, se destruyen nada menos que una media de 2,2 empleos en el conjunto de la economía nacional. Por tanto, se trata de un negocio evidentemente más ruinoso que rentable. Y todo esto por la enorme cantidad de dinero que consume este tipo de energías en primas y en subvenciones. Hasta abril de 2009, según dicho informe, el Gobierno ya tenía comprometidos 28.671 millones de euros en ayudas a las renovables, cantidad de dinero que hubiera sido mucho más rentable utilizándola en otro clase de industria.
Las energías renovables, al depender en gran medida para su explotación de las correspondientes subvenciones, generan tal cantidad de gastos que dan lugar a esa destrucción neta de puestos de trabajo en las restantes áreas de la economía española. Desde el año 2000 hasta finales de 2008, cada empleo verde generado ha costado al bolsillo de los españoles 571.138 euros. Si solamente tuviéramos en cuenta la energía fotovoltaica, dicho coste por puesto de trabajo, superaría el millón de euros. En términos de potencia instalada, con cada megavatio verde subvencionado, se destruye un promedio de 5,39 puestos de trabajo en el ámbito de la economía nacional.
Para que estas fuentes de energía sean mínimamente rentables, necesitan continuas inyecciones de capital detrayéndolo, claro está, de otros sectores productivos. Es evidente que la electricidad procedente de las renovables supera con mucho el coste de la producción eléctrica utilizando otras tecnologías bastante más eficientes y mucho más baratas, entre las que destaca la energía nuclear. Y es incuestionable que, o damos preferencia a esas otras fuentes de energía, notablemente más baratas y competitivas, o el desastre está servido. Para darse cuenta de esto, no hay más que dejar a un lado las anteojeras ideológicas de las que hacen gala Zapatero y todos sus acólitos.
Las energías verdes o renovables, dado su elevado coste, más que el invento del siglo, son una pésima opción económica, diga lo que diga, de modo interesado, el ministro de Industria Miguel Sebastián, siguiendo, claro está, indicaciones de Rodríguez Zapatero. La energía eólica cuesta 70 euros por KWh y la fotovoltaica llega a los 440 euros por KWk. Este exagerado coste se traduce en un 7% más en las facturas que pagamos los usuarios. Son energías sumamente caras, que en vez de generar riqueza, consumen grandes cantidades de capital en subvenciones. Las que en realidad generan riqueza están instaladas fuera de nuestras fronteras.
Y no es esto solamente. A estos “costes directos de las renovables hay que añadir otros indirectos, como la necesidad de inversiones adicionales en las redes para integrar las renovables”, además de la reducción de horas de funcionamiento que imponen a otras plantas mucho más productivas y menos costosas, tal como ha denunciado Endesa. A esto hay que añadir que las renovables gozan de prioridad absoluta a la hora de entrar en las redes de distribución. La falta manifiesta de pragmatismo exhibida por Zapatero, con el aplauso de un ecologismo trasnochado, está causando un daño irreparable a los consumidores de electricidad, al tener que cargar con las nefastas consecuencias de una política energética claramente aberrante.
Los usuarios españoles, tanto si se trata de empresas como de consumidores particulares, tendrán que hacer frente a este elevado coste, de aquí a 2013, con notables subidas en la factura de la luz o con nuevas cargas fiscales o una combinación de ambas modalidades. De una manera u otra, el Gobierno acudirá al bolsillo de los españoles para enjugar la actual diferencia entre la tarifa vigente y el coste real generado por el apoyo público a las energías renovables. Si los responsables del Ejecutivo siguen cerrando los ojos a la realidad y dando prioridad a sus postulados meramente ideológicos, de aquí al año 2035, el sector renovable se habrá comido más de 126.000 millones de euros.
Los perniciosos efectos de la política energética claramente errática del Gobierno, ya han pasado factura en los últimos años, sobre todo desde 2004 para acá. En la última década, la variación en la factura de la luz que pagan los hogares españoles ha experimentado un alza de más de un 36,5%, situándose un 4,7% por encima de la media de la Unión Europea. Aún les fue peor a las empresas. El sector industrial español, en el mismo período de tiempo, ha tenido que soportar subidas en su factura eléctrica por encima del 77%. Hoy día, el coste eléctrico para las empresas españolas está un 17% por encima de la media de la Unión Europea. Estos costes energéticos están incluso por encima de los laborales, lo que dispara igualmente los costes de explotación, perdiendo así competitividad internacional.
No cabe duda de que este incremento de precios se debe precisamente al sobrecoste que se llevan las renovables y que, al final, queda reflejado en las facturas eléctricas. Pero aún así, con estas subidas progresivas de los precios, que ya se han ido repercutiendo en las facturas, nuestro sistema de generación eléctrica sigue siendo altamente deficitario. Los costes de producir electricidad siguen superando con mucho a los ingresos de la venta de la misma. Carecemos de pozos de petróleo y estamos muy lejos de ser energéticamente autosuficientes. Y a pesar de estas premisas, Zapatero se empecina en apostar por las energías verdes o renovables, postergando claramente la energía nuclear que es mucho más barata. De este modo, y de manera absurda, encarece los costes de explotación de las empresas, agravando con ello su ya escasa competitividad. Para equilibrar la cuenta de resultados, aún habría que subir la factura de la luz alrededor de un 30%, o arbitrar nuevas cargas impositivas. Se opte por una u otra, pagaremos muy cara la tozudez de Rodríguez Zapatero en sacrificar el más elemental pragmatismo en aras de un ideologismo utópico, pretendidamente progre y, en realidad, trasnochado.

Barrillos de Las Arrimadas, 31 de julio de 2010

José Luis valladares Fernández

lunes, 2 de agosto de 2010

LA ECONOMÍA DE MAL A PEOR

Aquella denigrante perorata de José Luis Rodríguez Zapatero en Nueva York, ante un público asombrado por la osadía, en la que afirmaba que ya habíamos dejado atrás a la Italia de Berlusconi y que, en muy poco tiempo sobrepasaríamos a Francia, lo que tenía muy nervioso a su amigo Sarkozy, no sé si fue una fanfarronada, o es que, lamentablemente, nuestro presidente es así de corto. También cabe la posibilidad de que alguno de sus excesivos asesores se riera de él, dictándole aquellas palabras para que hiciera el mayor de los ridículos
Los despropósitos de Zapatero se producen sin solución de continuidad y cada vez son más graves. Aparte del despilfarro habitual del dinero público con sindicatos, titiriteros, amigotes y paniaguados, empleó bastante en el rescate de los bancos, poniendo así fin a la economía mixta. Fue una manera más de beneficiar a los ricos, como siempre, a costa de los trabajadores, de los pensionistas y de infinidad de jóvenes que ven cómo desaparecen sus perspectivas de futuro, sin la más mínima posibilidad de encontrar trabajo. Sus promesas de crear impuestos especiales para los más ricos, para los multimillonarios, se han quedado en una vana ilusión o en una simple promesa vacía de contenido. Y eso que, bajo su égida, los multimillonarios, según datos de la prensa especializada, pasaron de 93.000 a nada menos que 143.000 afortunados.
Lo que sí parece es que Rodríguez Zapatero, a partir del último Debate del estado de la Nación, ha cambiado de actitud. En los debates anteriores no hacía más que maquillar y enmascarar datos adversos, buscando de este modo generar cierto grado de ilusión, al menos entre sus correligionarios y seguidores. Ahora, ya no. Las circunstancias económicas adversas y graves le han hecho algo más circunspecto. De ahí sus afirmaciones, impensables en él en anteriores circunstancias. “La crisis -dice- nos ha situado en una encrucijada en la que confluye el reto de la globalización económica con la transición de nuestro propio modelo productivo; Tenemos que culminar esta transición cuanto antes porque de eso va a depender nuestro bienestar, el de ahora y el de las próximas décadas”. Para lograrlo, según sus palabras, es preciso hacer un “esfuerzo colectivo”.
Aunque carece de la debida valentía para adoptar las oportunas decisiones que corrijan el rumbo de nuestra economía, por lo menos acierta en el diagnóstico. “Hemos de tomar conciencia –dice- de que, si queremos prosperidad, hay que ser más productivos; de que si queremos empleo, tenemos que dotarnos de un mercado laboral que funcione mejor; de que, si queremos políticas sociales, hace falta disponer de ingresos y capacidad presupuestaria para financiarlas” Y para ello es preciso que se impliquen todos, es necesario la “responsabilidad” de todos. Es todo el país el que tiene que involucrarse, ya que es un reto de todos los ciudadanos. Ha advertido que no le temblará el pulso para reducir el déficit al 3% en 2013, y que, si hace falta, volverá a aplicar de nuevo la tijera: “Corregiremos -añadió- cualquier desviación que se produzca respecto de los objetivos de consolidación fiscal fijados en cuanto el riesgo sea detectado”. Procuró, eso sí, no asustar demasiado a sus ya preocupados correligionarios. De ahí que, por enésima vez y sin mucho convencimiento, volviera a afirmar que España está creciendo. Más aún: “se están reduciendo con relativa rapidez algunos de los desequilibrios que había ido acumulando nuestra economía”.
Más tarde, ante la creciente y evidente preocupación de sus barones, volvió a abundar en el mismo sentido. En el Comité Federal del PSOE celebrado el pasado día 17, les prometió que, en los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, se incluiría algún que otro ajuste fiscal para que cada ciudadano haga un aporte a las arcas públicas de acuerdo con lo que tenga. Confesó igualmente ante los suyos que nunca había pensado que fuera necesario recortar el sueldo a los funcionarios. Fueron las circunstancias y la gravedad de la crisis las que obligaron a adoptar semejante medida, para tratar de reducir el déficit público.
Es evidente que Rodríguez Zapatero, al ver alterados todos sus planes mesiánicos por el fracaso de su política, o de su falta de política económica, se ha desquiciado de tal manera que se olvida de buscar soluciones reales a la crisis y pone todo su interés en lanzar a los suyos a enmascarar y ocultar descaradamente los problemas que nos acucian. Con tal motivo, pone en pie de guerra a los miembros de su ejecutiva con consignas engañosas que estos repetirán como papagayos ante las bases del partido y a cuantos quieran dejarse engañar, cerrando beatíficamente los ojos a la cruda realidad.
Comienza Zapatero diciéndoles que el PSOE es el partido “de las reformas”, que pone por delante de los interese del partido lo que realmente interesa al conjunto del país. De ahí que adopte medidas, según dice, que son muy incómodas, pero absolutamente necesarias para salir de la crisis, para lo que habrá que empezar cambiando, “cueste lo que cueste”, el modelo productivo actual. Les pide que desplieguen una ofensiva agresiva para explicar a los ciudadanos las políticas sociales impulsadas por el Gobierno. Quiere que se arme a la militancia con suficientes argumentos para librar esta especie de batalla y que salgan todos ellos a la calle, sin complejo alguno, como “orgullosos socialistas, porque somos los que estamos atendiendo a las necesidades de este país”.
Se olvida Zapatero de que ahora, afortunadamente, no es él quien toma las decisiones en cuestiones económicas. Es la Unión Europea, juntamente con el Fondo Monetario Internacional, los que, ante la inoperancia de nuestro Gobierno, se han visto obligados a asumir esa responsabilidad. Somos un país tutelado y Zapatero ya no es más que el brazo ejecutor de las pautas que se le marcan desde esas instituciones internacionales. Como Rodríguez Zapatero es muy narcisista, tratará de disimular y seguirá buscando ganar tiempo. Lo malo de esto es que, el tiempo que él cree ir ganando, lo está perdiendo miserablemente España.

Barrillos de Las Arrimadas, 22 de julio de 2010

José Luis Valladares Fernández