martes, 29 de noviembre de 2011

LOS REGALOS DE GONZÁLEZ SINDE

Parece ser que Ángeles González Sinde tiene asumido que “el dinero público no es de nadie”, tal como dijera una antecesora suya en el Ministerio de Cultura, la inefable Carmen Calvo Poyato. Eso da a entender al menos su manifiesta prodigalidad a la hora de repartir dinero, incluso ahora que no es más que una simple Ministra ‘en funciones’. Ni corta ni perezosa, casi con nocturnidad y alevosía, utilizó el Boletín Oficial del Estado para alegrar el ánimo de sus antiguos compañeros de profesión, incrementando notablemente unas ayudas públicas concedidas con anterioridad al mundo del cine. Y lo hace incluso ahora que sabe que, a su estancia en este Ministerio de Cultura, apenas si le queda un suspiro,  ya que, tras el desastre electoral de su partido, un nuevo Gobierno se hará cargo en breve de la situación.

Siempre había sido magnánima con sus colegas profesionales del sector de la cinematografía, tanto si eran cineastas españoles, como si eran iberoamericanos o del resto de Europa. El Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales, dependiente del Ministerio de Cultura, había decidido en febrero pasado habilitar 2.900.000 euros de subvención para películas de procedencia española, comunitaria e iberoamericana. Y esto sin obligar, como sería lógico, a que las películas o reportajes subvencionados que no lleguen a exhibirse en salas comerciales, devuelvan el dinero recibido graciosamente.

Aunque la crisis económica debía imponer criterios claros de austeridad en el gasto público, González Sinde no quiso que el mundo del cine estuviera sujeto a los mismos rigores financieros que estaban sufriendo gravemente otros sectores productivos. Así que la titular del Ministerio de Cultura juzgó que esos 2.900.000 euros era una cantidad de dinero muy exigua para premiar adecuadamente a esos cineastas y, mediante una nueva resolución, habilitó otros 2.600.000 euros con el mismo destino. Así que la partida total, destinada a financiar estas películas con criterio territorial,  aumentó casi al doble de lo que se había previsto inicialmente, alcanzando la bonita cifra de 5.500.000 euros de nada.

Se trata evidentemente de una decisión difícilmente justificable. No es de recibo que los españoles, tan castigados por la persistente y dura crisis económica y financiera, regalemos dinero a los cineastas de otros países, para financiar películas extranjeras. No  lo ve así, en cambio, Ángeles González Sinde, cuando dice, refiriéndose a las productoras cinematográficas beneficiadas que "el esfuerzo que realizan para poder competir con las grandes distribuidoras hace aconsejable que, dentro de las posibilidades presupuestarias actuales, se apoye su labor ya que se considera imprescindible dentro del mundo del cine".

Un desaguisado similar ocurrió con dos Resoluciones del 28 de julio pasado y publicadas  en el Boletín Oficial del Estado del día 5 de agosto. Para la primera Resolución, en la que se efectuó la convocatoria de ayudas para el fomento de la realización de largometrajes en régimen de coproducción internacional, se reservó una dotación presupuestaria de 2.200.000 euros. Para la segunda Resolución en la que, por segunda vez en el año de 2011, se convocaban ayudas para la amortización de largometrajes, se reservó la cantidad de 9.200.000 de euros. Cantidades ambas sumamente importantes, si tenemos en cuenta nuestra complicada situación económica, aunque para la ministra de Cultura resultaron igualmente insuficientes.

Como en el caso anterior, González Sinde consideró insuficientes estas cantidades. Y aunque por cuestiones puramente éticas, ya que estábamos en plena campaña electoral,  debiera haberse abstenido de programar nuevos gastos, la todavía ministra de Cultura decide aumentar esas asignaciones. Con la disculpa malintencionada de que han sido muchas las solicitudes presentadas a la convocatoria, dice que es imprescindible aumentar significativamente las dotaciones para así lograr una efectividad mayor de las subvenciones. De ahí las dos nuevas Resoluciones del pasado día 11 de noviembre, cuando ya había empezado la campaña electoral, y que fueron publicadas en el BOE del 22 de noviembre, dos días después de las elecciones generales.

Aunque se trata evidentemente de un hecho obsceno e injustificable,  Ángeles González Sinde, a través del Instituto de la Cinematografía y las Artes Visuales, dictó la primera de estas Resoluciones, ampliando con  1.000.000 de euros adicionales la cantidad inicialmente reservada de 2.200.000 euros para la realización de largometrajes en régimen de coproducción internacional. Mediante la segunda Resolución del 11 de noviembre, amplió igualmente los 9.200.000 euros reservados para contribuir a la amortización de distintos largometrajes, con otros 2.800.000 euros  adicionales. Como, por lo visto, se trata de dinero que no tiene dueño, lo gastan sin remordimiento alguno de conciencia.

Gijón, 25 de noviembre de 2011

José Luis Valladares Fernández

jueves, 24 de noviembre de 2011

OTRA VEZ LA AMENAZA DE LA RECESIÓN

Los datos reflejados en el último boletín económico del Banco de España no pueden ser más deprimentes. Confirman que tenían razón los que criticaban abiertamente los Presupuestos Generales del Estado que presentaba el Gobierno para el año 2011. Ya entonces eran muy pocos los que consideraban viables los objetivos de crecimiento y déficit allí señalados. Es evidente que el crecimiento del PIB de España va a quedar bastante por debajo del 1,3% previsto por el Gobierno. Y el objetivo de reducir el déficit público en el conjunto de las distintas administraciones al 6% del PIB, a estas alturas de la película, resulta ya prácticamente inalcanzable.

La vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, es sobradamente conocida por su absurda terquedad. Hace ya tiempo que la ministra de Economía y Hacienda, cuando en realidad aún estábamos en pleno auge de nuestro desastre económico, ya veía “brotes verdes” por todos los lados. Y no hace tanto, en pleno mes de septiembre, cuando todos los analistas situaban nuestro crecimiento por debajo del 1%, Elena Salgado se mantenía en sus trece y seguía afirmando tozudamente que el PIB crecería de acuerdo con las estimaciones del Gobierno. Ahora ya ha dado marcha atrás y, aunque evita dar cifras concretas, reconoce que si el Gobierno tuviera que señalar en estos momentos los objetivos de crecimiento, con seguridad las previsiones no serían las mismas. Y el problema no está precisamente en no acertar con esos pronósticos. El mal radica en que los Presupuestos Generales del Estado se fundan en semejantes previsiones, y si no se cumplen, las consecuencias para nuestra deuda pública  serán francamente desastrosas.

Las conclusiones que se derivan de los datos reflejados en el boletín del Banco de España del 31 de octubre no pueden ser más claras. Según ésta entidad emisora, hemos crecido el 0% durante el tercer trimestre del año, lo que nos sitúa de nuevo al borde mismo de la recesión. Las alegrías suscitadas en algunos por el crecimiento del 0,8% de nuestra economía durante los tres primeros meses del año, desaparecieron muy pronto al crecer solamente el 2% en el segundo trimestre, dejando el crecimiento en el 0,7% de tasa interanual. Entre julio y septiembre sin embargo,  no hemos crecido en absoluto. Nos salvó que la caída de la demanda interna con una aportación negativa del 0,8%, se compensó con la subida del 0,8% de la demanda externa. De acuerdo con los datos que tenemos, es muy posible que en el cuarto trimestre no exista esa compensación, lo que dará lugar a un crecimiento negativo.

Además de no alcanzar el crecimiento previsto de nuestro Producto Interior Bruto, corremos también el riesgo de no poder cumplir con la reducción del déficit comprometida con la Unión Europea.  Esa es, al menos,  la advertencia del Banco de España al señalar claramente que no hay manera de recaudar con los impuestos las cantidades de dinero previstas. A esto debemos agregar la contracción excesiva de los gastos públicos, sobre todo en las Comunidades Autónomas y la caída importante de la demanda. Para complicar más aún la situación, nos encontramos con el último informe del Instituto Nacional de Estadística, según el cual los desocupados sobrepasan ya la preocupante cifre de los cinco millones.

Según informa la entidad que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez, las medidas extraordinarias adoptadas en agosto pasado, destinadas a incrementar sustancialmente  los ingresos por el impuesto de  Sociedades y por la subasta del espacio radioeléctrico, aún no han tenido reflejo alguno en los balances. La recaudación impositiva apenas si aumentó un 0,8% hasta el pasado mes de septiembre. Para el Gobierno actual, ante la persistencia de esta atonía recaudatoria, no hay más remedio que adoptar medidas adicionales para cumplir plenamente los objetivos fiscales marcados.  

Las perspectivas que se nos ofrecen de cara al último trimestre del año, no son nada halagüeñas, ya que todos los indicadores apuntan claramente hacia un mayor debilitamiento de la economía. El crecimiento desmesurado de la deuda soberana y la desaceleración continuada y progresiva de la demanda interna, sobre todo por los recortes en el gasto público, contribuirán decididamente a ese crecimiento negativo durante los tres últimos meses del año. En el tercer trimestre fue la demanda externa, con su subida providencial del 0,8%, la que equilibró las cuentas y evitó el crecimiento por debajo del 0%. Para el cuarto trimestre, sin  embargo, el sector exterior no podrá servirnos de contrapeso ya que hay un recorte notable en las exportaciones y bajará el turismo, al estar  ya fuera de campaña. Y mucho tiene que cambiar el panorama para que en el primer trimestre de 2012 no crezcamos igualmente por debajo del 0%, con lo que la temida recesión estaría servida.

Gijón,  6 de noviembre de 2011

José Luis Valladares Fernández

sábado, 19 de noviembre de 2011

LAS SALIDAS DE ZAPATERO

Es muy posible que José Luis Rodríguez Zapatero, hasta que fue aupado a la Secretaría General del PSOE, fuera un tipo  de lo más normal, un poco apocado si se quiere, pero extremadamente  dócil y disciplinado. De lo contrario, no hubiera aguantado tantos años en el Congreso de los Diputados de simple culiparlante, obedeciendo ciegamente a la hora de pulsar un botón  u otro.  El hecho de que le utilizaran para evitar que José Bono llegara a la Secretaria General del partido, despertó en él una desconocida insolencia y un afán desmedido de notoriedad.  

Al ser  encumbrado inesperadamente a un puesto de tanta responsabilidad, sin haber hecho mérito alguno por su parte y sin capacidad para el desarrollo adecuado del mismo, desató en él esos exagerados aires de superioridad que, con demasiada frecuencia, le han hecho hacer el ridículo en casa y  fuera de casa. Y todo esto se exasperó aún más cuando, como consecuencia del tremendo atentado en los trenes madrileños de cercanías, fue elevado a los altares de La Moncloa. Desde entonces comenzó a vivir en un mundo tremendamente irreal y a dar a todas sus intervenciones o declaraciones públicas una solemnidad postiza e improcedente, sobre todo cuando había alguna cámara o algún micrófono abierto de por medio.

El ascenso político de Zapatero batió todos los records, ya que en muy poco tiempo pasó de simple culiparlante a ser el presidente del Gobierno. Este ascenso tan meteórico hizo de él un hombre sumamente arrogante y orgulloso, incapaz de tolerar que alguien pudiera darle pautas de comportamiento o le hiciera cualquier tipo de recomendación. Enfangado en tan desmedido endiosamiento, soltaba de vez en cuando frases supuestamente ingeniosas, que no servían nada más que para dar la nota, como cuando dijo que Ángela Merkel era una “fracasada”. Son memorables también sus vaticinios económicos que automáticamente los hechos se encargaban de desmentir de inmediato. Basta que Zapatero afirmara algo para que saliera todo lo contrario. Ni que le persiguiera la famosa ley de Murphy.

En el otoño de 2007, por ejemplo, afirmó rotunda y solemnemente que estábamos “en la Champions League de la economía", sin darse cuenta que la crisis económica estaba ya golpeándonos muy duramente. Y resulta extremadamente cómico y grotesco que José Luis Rodríguez Zapatero dijera en Nueva York, ante un grupo selecto de ejecutivos estadounidenses, que “España cuenta con el sistema financiero más sólido del mundo”. Y no se detuvo aquí. Con toda la chulería de que fue capaz, siguió con su torpe discurso, afirmando que ya habíamos  superado a Italia en renta per cápita y, para que la estupidez fuera más completa, agregó que superaríamos igualmente “a Francia en 3 ó 4 años”. También dijo que España era “la envidia de Europa” y que estaría “a salvo de la crisis financiera”.

Pero como la realidad es tozuda, la situación económica se fue complicando hasta límites insospechados y como Zapatero era un simple pipiolo en economía, se le cayeron al suelo todos sus esquemas. Ha quedado meridianamente claro durante estos  casi ocho años de mandato, que lo suyo no son las previsiones políticas y mucho menos las previsiones económicas. Se cansó de negar la crisis y de ensalzar la fortaleza de la economía española de manera absurda con frases rimbombantes, llegando a negar los hechos que le desmentían y que dibujaban un panorama económico extremadamente preocupante. Y a la vez que repetía por activa y por pasiva que no había crisis, que "la crisis es una falacia, puro catastrofismo", se comprometía a solucionar el problema del paro durante la segunda legislatura. "Lograremos el pleno empleo", decía. Suya es también esta frase comprometedora: "Mientras yo sea presidente, las políticas sociales no se recortarán".

Llegó abril de 2010 y, aunque había prometido alcanzar “el pleno empleo”, el paro continuó  subiendo imparablemente, alcanzando la preocupante cifra de cinco millones de desempleados. Así y todo, Zapatero no perdió su sonrisa ni su optimismo y de manera impenitente afirmaba que estos datos mejorarían de inmediato, ya que la tasa de desempleo ya había “tocado techo”. El golpe más duro, el que congela definitivamente su sonrisa,  lo recibe un mes más tarde cuando el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea le exigen acometer un plan de ajuste económico riguroso. El presidente del Gobierno trata de dar largas a estas exigencias, pero le telefonea Obama y le hace ver la necesidad de que adopte urgentemente las medidas de austeridad que se le piden.

Esto significó el derrumbe moral de Zapatero, ya que, para evitar nuestro hundimiento económico definitivo y mantener la estabilidad de la zona euro, se veía obligado a reducir el déficit al 3% con el mayor tijeretazo social de nuestra historia. Esto conlleva una nueva reducción del gasto de 15.000 millones de euros en 2010 y otro tanto en 2011. Por lo tanto, se ve obligado a desdecirse y a tomar unas medidas totalmente opuestas a su programa que, como teme acertadamente,  es muy posible que los ciudadanos no comprendan. Entre las medidas adoptadas, hay alguna muy comprometida, que puso en pie de guerra a los sindicatos y llevó el desasosiego a las mismas bases del partido socialista. Pues se reducían  las retribuciones del personal del sector público en un 5% de media en 2010 y quedarían congeladas en 2011, a la vez que se suspendía la revalorización de las pensiones de más de cinco millones de ciudadanos.

Estos desmedidos recortes sociales, impuestos por Zapatero, y su manera de afrontar la crisis, le han convertido en un lastre para su partido y le han hecho perder además la poca credibilidad que le quedaba. Y aunque no es plenamente consciente del daño que ha hecho a nuestra economía, sí se ha dado cuenta que, si se presentara de nuevo a la reelección, sufriría  un enorme fracaso,  lo que redundaría en un mayor deterioro de su imagen. Decide entonces renunciar a la candidatura y dedicarse de lleno a recomponer su maltrecha imagen en la medida de lo posible. Para mejorar su biografía dirá, eso sí, que no ha influido en nada el mal momento electoral por el que atraviesa el PSOE, que se trataba simplemente de una decisión que había tomado ya hace siete años. No lo había anunciado antes, según dice, porque estaba esperando el momento oportuno para que el PSOE asumiera con naturalidad el relevo.

En la crisis española, salvo José María Aznar, nadie ha tenido culpa alguna. Se trata de una crisis financiera muy profunda que afecta por igual a todos los países sin excepción. El Gobierno por supuesto, según confiesa, ha hecho un seguimiento correcto de la misma y ha adoptado las medidas requeridas en cada momento. El hecho de que haya unas elecciones a la vuelta de la esquina, de las que puede salir un Gobierno nuevo más serio y creíble que el actual, no tiene nada que ver con el trato que estamos recibiendo de la Unión Europea. No nos han intervenido, según esto, porque Zapatero ha hecho los deberes exigidos por las circunstancias.

En la rueda de prensa del pasado día 4 de noviembre, después de la reunión del G-20 en Cannes, Rodríguez Zapatero confiesa muy ufano que va a salir del Gobierno sin haberse visto obligado a pedir ayuda internacional. Se atribuye el mérito de haber evitado el rescate de nuestra economía, aunque las amenazas eran evidentes desde que estalló la crisis de la deuda soberana. Hemos conseguido, según dice, distanciarnos de Grecia y de Portugal y hasta de Italia que, aunque aún no ha sido rescatada, se ha visto obligada a someterse a la supervisión incómoda del Fondo Monetario Internacional. Según su apreciación, a España  ya no se la asocia con el resto de las economías periféricas de la zona euro, los hasta ahora famosos PIIGS. Y hasta dice que, como consecuencia de su política económica,  le ha felicitado efusivamente el presidente francés, Nicolás Sarkozy. Pero aquí cabe una pregunta: ¿qué hubiera sucedido si no hubiera sido por esas  elecciones generales programadas para el ya próximo 20 de Noviembre?

Gijón, 18 de noviembre de 2011

José Luis Valladares Fernández

lunes, 14 de noviembre de 2011

ASÍ ES EL CANDIDATO RUBALCABA

El tan esperado debate entre los candidatos a la presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, no creo que tenga  reflejo alguno en las encuestas, ni que pueda servir para modificar la intención de voto de los ciudadanos. Pero ha servido, eso sí, para saber ciertamente  quién es Rubalcaba y lo que puede dar de sí. Hasta ahora, a pesar de tratarse de un hombre público nada menos que desde 1992, era un perfecto desconocido hasta para muchos de sus más directos colaboradores. Estamos ante  un personaje sumamente complicado, muy calculador y distante, que disfruta como nadie manipulando la realidad social y política y ejerciendo un enorme  poder a través de terceras personas.  Pero siempre, eso sí, sin dar directamente la cara.

Detrás de todas y cada una de las acciones ejecutadas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se adivina la malévola mano y la rúbrica de Rubalcaba. Ninguno de los demás miembros del Ejecutivo se atrevió jamás a discutirle su poder de decisión, aunque a veces lo ejercía desproporcionadamente tanto en el Gobierno como dentro del propio partido socialista. Fue él el que impuso su nombramiento como único candidato a la Presidencia del Gobierno, obviando el tan traído y llevado como impredecible sistema de elecciones primarias. Quizás no pensó detenidamente que, para aspirar a la Presidencia del Gobierno, tenía que salir de detrás de las bambalinas, actuar a cara descubierta y comenzar a ser otro Rubalcaba.

Y sin pensar demasiado en los riesgos que corría, Pérez Rubalcaba se lanzó a la arena dispuesto a la lucha política en vivo y en directo para ejercer por sí mismo el poder y no a través de personas interpuestas. Desde ese momento, se dedicó a preparar un programa electoral que, según dijo, servirá “para ganar y gobernar”. Estaba plenamente convencido de que su partido sería "capaz de recuperar la confianza" de la mayoría  ciudadana, para  así "construir una España distinta y mejor”, según su interesada apreciación.  Y con aires de profesor de otra época,  comienza a explicar que hay dos categorías de políticos: los que buscan la bronca y la crispación cuando hay dificultades y los más sensatos que se dedican afanosamente a buscar soluciones. Pérez Rubalcaba, claro está, se incluye entre estos últimos.

Como por otra parte, según dice, sus ambiciones y proyectos son plenamente coincidentes con la mayoría ciudadana, pensaba que le resultaría fácil “conectar” con la sociedad y dar lugar al denominado “efecto Rubalcaba”, provocando así ese ansiado vuelco en las encuestas. De ahí que, olvidándose de lo que realmente han hecho desde el Gobierno, comenzara de inmediato con su torpe cantinela de que tiene la solución para dar paso a una economía sana y competitiva, con garantías de futuro y, por consiguiente, para crear empleo. Y por si esto fuera poco, se compromete firmemente a reforzar la igualdad de oportunidades y, faltaría más, a poner en marcha las distintas reformas democráticas que piden los ciudadanos.

Comenzaron los mítines y con ellos llegó la desilusión. Se desmoralizaron los suyos porque, a la vista de los resultados, el “efecto Rubalcaba” parecía cada vez más inalcanzable. Se desalentó el propio Rubalcaba al constatar lo difícil que resultaba sintonizar con la audiencia. Se dio cuenta, aunque demasiado tarde, que no era tan fácil como esperaba. Y es que resulta harto difícil vender que uno sabe cómo salir de la crisis económica y cómo crear empleo, si no solucionó el problema cuando pudo hacerlo personalmente mientras ocupo un puesto relevante en el Gobierno. Los ciudadanos piensan, siendo extremadamente benévolos, o  que esas medidas no valen o que Rubalcaba no sabe aplicarlas. Y esto sin contar que, de alguna manera, ha estado involucrado en todos los asuntos turbios que, desde 1982, han afectado al PSOE,  como es el caso de los GAL, las negociaciones con ETA y, para rematar, el chivatazo del bar Faisán.

Que descomponga palpablemente su figura y se muestre crispado, balbuceante y agresivo, cuando está en el centro del escenario y le enfocan las cámaras,  demuestra palpablemente que ha perdido hasta la confianza en sí mismo. De ahí que busque desesperadamente una mano amiga que le ayude a salir del atolladero. No le vale José Luis Rodríguez Zapatero, ya que actualmente o es un apestado político o un cadáver ambulante,  y le haría aún bastante más daño. Por eso decide renovarse acudiendo a un pasado remoto, sin pensar que eso pueda ser un simple disparate o el origen de un mayor desastre.  Así que acude al baúl de los recuerdos y rescata a dos viejas momias, Alfonso Guerra y Felipe González, no se si con la sana intención de no naufragar o para bajar aún más en las encuestas.

Piensa Rubalcaba que es muy posible que los votantes se hayan olvidado ya de las graves implicaciones de Guerra y de González en aquellos famosos casos de corrupción y en el terrorismo de Estado. Pero es difícil que los ciudadanos, a pesar del tiempo transcurrido, se olviden de  Filesa, Malesa, Time Sport, el BOE y del cargo de “conseguidor” de Juan Guerra. Tampoco es posible olvidarse de los GAL y de los fondos reservados. Tanto Felipe González como Alfonso Guerra simulan estar ellos limpios de toda culpa y despotrican ardorosamente contra el Partido Popular y, sobre todo, contra Mariano Rajoy.

El protagonista en el mitin de Dos Hermanas fue Alfonso Guerra y, como en sus mejores tiempos, no dejó títere con cabeza. La emprendió contra los banqueros, los obispos y hasta contra los guerrilleros de Cristo Rey. Felipe González tampoco se queda atrás. Se emplea con tanto ardor, que hay veces que parece ser él el candidato. Afirma que los demás no saben  qué es “lo que hay que hacer” y pide sin más el voto a los “cabreados” para impedir que los especuladores no se adueñen de España. Tanto Guerra como Felipe González señalan que ha sido Rubalcaba el que ha puesto punto final al terrorismo de ETA, como si esta banda criminal  hubiera entregado ya las armas y se hubiera disuelto definitivamente.

El discurso de Alfredo Pérez Rubalcaba, por el contrario, es un tanto displicente, demasiado desdibujado, como si hubiera perdido la confianza en sí mismo y en los votantes de la izquierda. Por eso repite constantemente, de manera un tanto cansina, que de momento son los mercados financieros los que van ganando la batalla a los ciudadanos, pero aún así no está todo perdido y que es factible invertir esa situación con los votos. "Nunca han sido tan importantes los votos. Nunca ha sido tan importante la política para parar esta marea”. Dice además que ir a votar el próximo día 20 es "más importante que nunca" para mantener el Estado del bienestar. Son los votos los que hacen “definitivamente iguales” a los ciudadanos y los que, por otra parte, construyen hospitales y escuelas.

Aunque sin mucha convicción, Rubalcaba culpa a la derecha de la crisis económica que padecemos y repite machaconamente que ésta “no es nuestra crisis. Esta es la crisis de la derecha”. Pero que la derecha no se siente responsable de nada y que lo único que defiende, es nuestro derecho a arruinarnos. Desde que saltó a la palestra como candidato,  sigue con su ya gastado mantra de que el Partido Popular se presenta a las elecciones con un programa oculto o, por lo menos, con un programa “calculadamente ambiguo” para ocultar sus aviesas intenciones de recortar las prestaciones por desempleo, privatizar ciertos servicios sanitarios y primar la educación privada a costa de la educación pública.

A estas alturas de la política y después de lo que ha dado de sí la torpe actuación del Gobierno del que ha sido vicepresidente, sigue reiterando que gastará dinero público para abaratar la contratación de nuevos trabajadores. Para que estas subvenciones no aumenten aún más el ya elevado déficit, anuncia una medida un tanto demagógica, pero que sabe que va a ser aplaudida por la izquierda: impondrá unos impuestos especiales a los grandes patrimonios y a los más ricos y establecerá una nueva tasa para obligar a las entidades bancarias a destinar parte de sus beneficios a crear empleo. Para completar el cuadro, pedirá a la Unión Europea que retrase dos años los planes de ajuste fiscal para que la austeridad en el gasto público no siga frenando el crecimiento.

Está claro que Alfredo Pérez Rubalcaba aún   no se ha enterado de la fiesta, ya que sigue insistiendo en aplicar la política de gastos y de endeudamiento que puso en marcha el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. Y una de dos, o cambiamos radicalmente esa política suicida que aplican los socialistas o terminamos, por la vía rápida, acompañando a los griegos en su inevitable camino hacia la quiebra segura y la miseria más absoluta. Y para que no falte nada y a pesar de las evidencias, nos dice ahora que su modelo de política y de presupuestos es precisamente el desarrollado por José Antonio Griñán en Andalucía. No se cómo puede decir esto, sabiendo que esa política ha llevado a la Comunidad andaluza a superar el 30% de paro.

La inconsistencia de Rubalcaba quedó prácticamente al descubierto en el pasado debate con Rajoy, donde se comportó como un inexperto y torpe becario. En vez de explicar su programa, malgastó miserablemente el tiempo con sus acostumbradas marrullerías, preguntando y repreguntando por aspectos secundarios del programa electoral del Partido Popular. Aunque los datos cantan y evidencian un peligro manifiesto de seguir el camino de los griegos, Rubalcaba sigue con su rancio discurso. Y termina sus peroratas electorales repitiendo, una y otra vez, su eslogan de campaña: “Pelea por lo que quieres”. Claro que, en vista de que los responsables del PSOE no son precisamente “parias de la Tierra”, sería bastante más acertado sustituir ese eslogan por este otro: “Pelea por lo que tienes”, la poltrona, el coche oficial y otras muchas prebendas.

Gijón, 14 de noviembre de 2011

José Luis Valladares Fernández

jueves, 10 de noviembre de 2011

LAS BONDADES DEL ECOFEMINISMO


Las ministras de cuota del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero han desenterrado el hacha del feminismo y han  puesto en marcha varios proyectos que, más que favorecer a la mujer, la perjudican seriamente. Lo primero que hicieron fue alumbrar la famosa ley para la igualdad efectiva, en la que se exige una presencia equilibrada de mujeres y hombres en las listas electorales y en los nombramientos realizados por los poderes públicos. Aunque esta ley tiene otros puntos más positivos, parece que las mujeres socialistas dan más valor a la paridad en las listas electorales  que a las pautas que establecen la  igualdad en educación y en sanidad, en el acceso a los puestos de trabajo y a los distintos bienes y servicios que ofrezca la sociedad,

Esta ley obliga evidentemente a los partidos políticos a confeccionar las candidaturas electorales, reservando para las mujeres, como mínimo, el 40%  de los puestos. Y quieren que este mismo sistema de paridad se aplique también, a la hora de ocupar puestos de responsabilidad, en las empresas públicas y privadas. Con semejantes exigencias, estas feministas de salón prestan un flaco favor a las mujeres, ya que estarán ahí en virtud de una exigencia política y no por su valía. Las mujeres no deben competir con los hombres, ni exigir contar con la misma representación que ellos, por el mero hecho de ser mujeres, si no por su valía. Deben exigir, eso sí, igualdad de oportunidades, igualdad de trato y también igualdad de resultados. Para cada puesto se ha de elegir siempre al mejor, prescindiendo absolutamente del hecho de si se es hombre o mujer.

Pero quizás no sea fácil para ministras de cuota, como Bibiana Aido o Leire Pajín, articular una integración absoluta de las mujeres en la Administración y en las empresas, basándose exclusivamente en la razón y, si acaso, en la realidad social y no en la naturaleza, la costumbre o la simple aspiración subjetiva. Bibiana Aido, por ejemplo, ve hasta en el lenguaje una situación de poder masculino inaceptable. Dijo e hizo alguna que otra tontería, alguna muy solemne, como aquello de que “un feto de 13 semanas es un ser vivo, pero no un ser humano”. A finales de 2009 puso en marcha “un teléfono para hombres” con una dotación presupuestaria de 420.000 euros y que estuvo funcionando  hasta diciembre de 2010. Este teléfono fue pensado inicialmente para ayudar a los hombres “a canalizar su agresividad”, aunque andando el tiempo matizara y dijera que se trataba de un teléfono al que podrían llamar los hombres para recibir consejos y asesoramiento en cuestiones de igualdad entre sexos.

Y qué decir de Leire Pajín, actual ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, que sin saber muy bien qué es el ecofeminismo, nos dice que este  es sumamente necesario e imprescindible para el desarrollo de la humanidad. Fueron las feministas de los años setenta las que, en sus utopías literarias establecieron los primeros vínculos entre feminismo y ecología. Nos describen estas feministas una sociedad muy especial, totalmente ecológica, descentralizada y sin jerarquizar, donde las mujeres viven sin opresión. En dicha sociedad, dotada de democracia interna, siempre han prevalecido aquellas tecnologías que son plenamente respetuosas con el medio ambiente.

La reacción que se produce como rechazo frontal al intento masculino de apropiarse de la agricultura y de la reproducción da lugar a un movimiento claro para prevenir la sobreexplotación de la tierra y la mercantilización de la sexualidad femenina que denominamos ecofeminismo. Sin la reacción firme  del feminismo con conciencia ecológica, la conexión ideológica entre la explotación de la naturaleza y de las mujeres terminaría de manera indefectible en un desarrollismo occidental de tipo puramente patriarcal y desarrollista. Dada la manifiesta importancia que últimamente tienen esas relaciones de género entre hombres y mujeres por un lado, y de los seres humanos con la propia naturaleza por otro, es normal que se aborde su estudio desde dentro del feminismo.

Sin conocer exactamente cual es el alcance de este movimiento, Leire Pajín organiza el I Congreso Internacional de Ecofeminismo: Cuerpo y territorios por un mundo justo y sostenible, que se celebra en Madrid los días 17 y 18 del pasado mes de octubre. En palabras de la directora del Instituto de la Mujer, Teresa Blat Gimeno, que fue la encargada de inaugurar este Congreso, asistieron activistas de todos los ámbitos del conocimiento,  “desde el mundo académico hasta el activismo más comprometido con la defensa de los derechos de las comunidades indígenas, de distintos sectores como la salud y el medio ambiente”.

Tenemos distintos enfoques históricos del ecofeminismo, dependiendo, claro está, de en qué identidades de género se pone el acento. Si esa identidad es de corte puramente biológico, tendremos un ecofeminismo esencialista. Si por el contrario esa identidad de género se refiere exclusivamente a la cultura o a la sociedad, se tratará  de un ecofeminismo constructivista. Cuando este movimiento se vincula a tendencias místicas que evitan la demonización del hombre, nos encontramos con un ecofeminismo espiritualista. Pero estas disquisiciones tuvieron muy poco eco en el desarrollo de este congreso. Es evidente que las congresistas utilizan consciente o inconscientemente una óptica mucho más prosaica y que enfoca los problemas desde un punto de vista prácticamente utilitarista.

Subrayan, eso sí, el carácter transversal coincidente entre el feminismo y la ecología en cuanto a medio ambiente e igualdad, movimientos a los que dan mucha importancia porque implican  una lucha constante “por un mundo mejor, más sostenible, más equitativo y justo” y que, según se desprende de las conclusiones finales, tanto la ecología como el feminismo son imprescindibles para el progreso de la humanidad. Protestan porque la mujer ha estado históricamente relegada a papeles de segundo orden. De ahí que aparezca el feminismo y reivindique la igualdad y su derecho a intervenir en un plano de igualdad real en todos los problemas culturales.
Este congreso incluye ponencias que solo tangencialmente con el ecofeminismo, como es el caso de la referida a las “Mujeres mapuches ante la expropiación neocolonial”. También dedican buena parte del mismo a promocionar interesadamente alguna que otra publicación. Por ejemplo, Isabel Morant consagró buena parte de su ponencia  marco a ensalzar la colección “Feminismos” que coedita la editorial Cátedra y el Instituto de la Mujer. Y ya de puesta, hizo grandes elogios del último título de esta serie: “Ecofeminismo para otro mundo posible”, escrito por Alicia H. Puleo, ponente igualmente en este evento congresual. Por otra parte, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad reparte entre las personas que asisten a este congreso los diferentes recursos bibliográficos del mismo bajo el título “Cuerpos y territorios por un mundo justo y sostenible”. En la entrega se incluían también publicaciones de la editorial Akal, famosa por su anticlericalismo, y del periódico izquierdista Diagonal.

Durante la celebración de este congreso, las feministas radicales lamentan la derrota del PSOE y muestran su honda preocupación por la posible victoria del Partido popular, ya que, según recuerdan, esta formación política tiene recurrida ante el Tribunal Constitucional la Ley de Igualdad y ha prometido abiertamente que derogará la nueva ley del aborto. Es de suponer que, si se confirman las encuestas, se produzca un retroceso muy importante tanto en la consolidación de derechos adquiridos como en políticas de igualdad, ya que el Partido Popular ha demostrado sobradamente, según dicen, que no cree en las  medidas de discriminación positiva a favor de las mujeres, y tampoco en las políticas activas para luchar por la igualdad.

Gijón,  31 de octubre de 2011

José Luis Valladares Fernández   

sábado, 5 de noviembre de 2011

ESTE NO ES RUBALCABA, NOS LE HAN CAMBIADO

Son muy pocos los políticos que se mantienen tantos años en la primera línea de actuación como Alfredo Pérez Rubalcaba. Comenzó su carrera con Felipe González y, desde entonces, hasta su nominación como candidato para suceder a José Luis Rodríguez Zapatero,  ha estado siempre detrás  de las decisiones importantes que ha tomado su partido, tanto desde el Gobierno como desde la oposición. Pero eso sí, nunca en primera persona, siempre desde la sombra, desde detrás de la barrera. Nunca quiso dar la cara. Durante todo ese periodo, vivió voluntariamente recluido en las cloacas del Estado, desde donde conspiraba con plena libertad, organizaba cacerías mediáticas contra la oposición  y escuchaba, sobre todo escuchaba, lo que le ayudaba a elaborar amplios y comprometedores dosieres para poder chantajear y controlar debidamente a los de casa y a los de fuera de casa.
De este modo, desde que se supo que tenía acceso abierto a los datos suministrados oportunamente por el famoso y temido Sistema Integrado de Interceptación Telefónica (SITEL), Rubalcaba  pasó a ser un personaje temido hasta por sus propios compañeros. Ese temor venía también avalado porque, a lo largo de su carrera política, ha dado  muestras más que sobradas de falta de escrúpulos para salir de cualquier situación comprometida, incluso sin guardar ni la más mínima apariencia de legalidad.  Es muy posible que los socialistas se vieran afectados por algo muy similar al síndrome de Estocolmo, pues muy pronto ese recelo y ese miedo a Rubalcaba  terminó transformándose inesperadamente en sincera veneración.
Creció tan desmesuradamente su fama de hombre de talento que, en muy breve tiempo, se disparó su popularidad y su reputación, hasta límites insospechados. La admiración llegó a tal extremo que José Antonio Griñán, y después  todos los socialistas, copiando el apelativo dado por el pueblo chino a su líder Mao Tse-Tung, comenzaron a ver en Rubalcaba al “gran timonel” que necesitaban para salvarse de una más que previsible quema política. Si Rubalcaba estaba tan lleno de recursos como parecía y disponía de una capacidad tan extraordinaria de trabajo, nadie como  él para levantar nuevamente el vuelo y aspirar con cierta garantía a ocupar la presidencia del Gobierno.
Todas las encuestas vaticinan un fracaso sonoro, pero esperan que, dada la valía del candidato, el “efecto Rubalcaba” obre el milagro y puedan salir victoriosos en las próximas elecciones. Como creen en las posibilidades de Rubalcaba, abrieron la precampaña plenamente eufóricos y esperanzados. De ahí que, para su presentación en Sevilla como candidato siendo aún vicepresidente primero del Gobierno y ministro de Interior, el andaluz José Antonio Griñán preparara un discurso laudatorio y sumamente optimista, en el que, interpretando el sentir de todos los socialistas, exclamó exultante: "Nos sentimos muy bien liderados por Alfredo".
Pero no es lo mismo trabajar a plena luz del día y  a la vista de todos, que hacerlo protegido por la obscuridad, en lo más hondo de las  sentinas del Estado, sin más testigos que unos pocos  colaboradores muy íntimos. Pero el guión de la película exigía que Alfredo Pérez Rubalcaba saliera a la superficie y preparara su asalto a la presidencia del Gobierno con luz y taquígrafos y convenientemente controlado por los medios de comunicación. Y claro, la luz de los focos nos ha demostrado que Rubalcaba no es el Rubalcaba que presumíamos, que es un Rubalcaba bastante más gris y prosaico y más limitado de lo que nos hicieron creer.
Pensaba Rubalcaba que todo era Jauja y hasta llegó a convencerse a sí mismo que él era todo un fuera de serie. Así que, con dedicarse a fondo en  la campaña, piensa que será suficiente para invertir la tendencia de las encuestas y hacer que éstas, al final, le sean claramente favorables. Muy seguro de sus posibilidades, señala que se siente orgulloso de su pasado y, sobre todo, de haber formado parte  del Gobierno de Felipe González y también, como no, de los de José Luis Rodríguez Zapatero. Se presenta como regenerador de la política y, por eso,  hace su primer llamamiento a la regeneración y a la honestidad. Convencido de que va a ganar, promete una campaña limpia, libre,  sin crispación alguna y, como es natural, sin insultos y sin el habitual juego sucio.
Quiere comenzar su actuación, ganándose primero la confianza de las bases del partido. Para ello, organiza detalladamente toda una serie de visitas a las agrupaciones y federaciones socialistas más importantes de España. Para coger fuerza y ser más convincente, quiere  empaparse de “la fuerza del sur”. De ahí que inicie intencionadamente su andadura electoral por Andalucía. Es en la capital andaluza, en Sevilla, donde tiene un primer encuentro con más de mil enfervorizados militantes socialistas. Fue una reunión a puerta cerrada porque Rubalcaba, más que hablar, quería escuchar a los militantes para enterarse de sus preocupaciones e inquietudes. Y para que los afiliados se expresaran  con “más facilidad y libertad”, nada mejor que celebrar el acto a puerta cerrada. De la reflexión provocada por estas manifestaciones libres de los militantes, esperaba que naciera un proyecto político sumamente útil para recuperar la confianza de los españoles en las próximas elecciones generales. Este formato de reuniones se fue repitiendo a lo largo y ancho de la geografía española.
Entre tanto, llegó la Conferencia Política que el PSOE celebró entre los días 30 de septiembre y 2 de octubre, donde Rubalcaba fue nombrado oficialmente candidato a la presidencia del Gobierno. En dicha Conferencia fueron perfilándose varias resoluciones programáticas de carácter ideológico que los barones del partido consideraron idóneas para confrontar ideas y propuestas con el Partido Popular. Si todos los dirigentes que asistían al cónclave estaban plenamente convencidos de la solidez política de Rubalcaba y de su liderazgo, se entusiasmaron con él cuando al final del discurso de clausura dijo solemnemente: "Yo no me voy a dejar ganar, ni vosotros os vais a dejar ganar. Lo podemos conseguir". Fue una despedida apoteósica y llena de los mejores augurios.
Comenzaron los mítines de precampaña aquí y allí con Alfredo Pérez Rubalcaba como protagonista y, aunque ponía todo su entusiasmo, no lograba cautivar emocionalmente al público asistente. Le falta  esa habilidad innata o empatía que tienen otros para comunicarse con la audiencia, infiriendo hábilmente en sus pensamientos y sentimientos. Se da cuenta ahora de que actuar a cara descubierta y bajo la luz de los focos tiene más riesgos de lo que pensaba. Te adivinan lo que hay detrás de los simples gestos y del tono de tus palabras. Por si fuera esto poco, hay algo más que entorpece peligrosamente su camino hacia La Moncloa: el apellido de Rubalcaba. Y es que el apellido de Rubalcaba es indisociable de los GAL y hasta de la cal viva y de la corrupción organizada. Pesa también sobre él el famoso chivatazo policial que impidió desmantelar la trama de extorsión de ETA que operaba desde el bar Faisán. Tampoco se olvida fácilmente que Rubalcaba ha estado siempre detrás de la negociación policial con la banda terrorista.
Los responsables de su nominación como candidato, al ver que el esperado “efecto Rubalcaba”  resultó ser un espejismo y que no había señal alguna de recuperación en las encuestas, comenzaron  a desmoralizarse. Hasta Alfredo Pérez Rubalcaba ha perdido ya el entusiasmo de los primeros días. Tanto el PSOE como el propio Rubalcaba ya no hablan de ganar las elecciones. Se conforman simplemente con un resultado  digno. Como hasta esto peligra,  desempolvan otra vez la lucha de clases y la trasnochada retórica de ricos y pobres. Cambian hasta el escenario donde actúan,  sustituyendo el color rojo de fondo por el azul y borrando del mapa hasta el tradicional logotipo del PSOE. Y como Zapatero ha pasado a ser un apestado incómodo, piden su ayuda a un viejo fantasma del pasado, a Felipe González. Y aún así se atreven a hablar de renovación socialista y de la puesta en marcha de un nuevo liderazgo.
Con el nerviosismo lógico por los malos augurios, se desata la caza de brujas y Rubalcaba y compañeros mártires se dedican ahora a agitar el miedo al regreso de la derecha porque tan pronto llegue, según dicen, desguazará sin más el Estado del bienestar. Piden desvergonzadamente a los suyos que traten de “quitar la careta” al Partido Popular para evitar que hagan esa privatización encubierta de la sanidad con la torpe excusa de la crisis. La sanidad, según afirma Rubalcaba, "es una de las pocas cosas sagradas e intocables para los españoles. Vamos a hacer bandera de la sanidad pública. No voy a firmar nada que debilite nuestro sistema público de salud. Y nada es nada". Y afirma con todo descaro que la derecha pretende “sacar a los jóvenes que enferman poco a la sanidad privada y dejar a los mayores que enferman más en la pública” para así “acabar con la sanidad pública",
En su ayuda, faltaría más,  el candidato Rubalcaba busca la complicidad de los indignados a los que dijo que los socialistas "estamos con los que quieren que gobiernen el mundo las instituciones democráticas y no las instancias económicas". Promete solemnemente "acorralar el gran fraude fiscal y acabar con él en la próxima legislatura", poniendo coto a la evasión y a los paraísos fiscales. Olvidándose del gran recorte social que hizo este Gobierno, siendo él vicepresidente primero del mismo, insiste en que no habrá subida de impuestos "para las clases medias ni para los trabajadores". Y sigue con sus afirmaciones gratuitas: "Estaremos al lado de los parados con la protección por desempleo, garantizaremos la escuela para sus hijos, tendrán hospital si se ponen enfermos y siempre, siempre, tendrán una pensión". La experiencia nos dice todo lo contrario. Si es cierto, sin embargo, que si mantenemos a los socialistas al frente del Gobierno, corremos el serio riesgo de que termine por no haber dinero ni para pagar las pensiones.

Gijón, 27 de octubre de 2011

José Luis Valladares Fernández

miércoles, 2 de noviembre de 2011

PAZ A CUALQUIER PRECIO

En vista de que Hitler había ocupado ya por la fuerza el corredor del Rin y Austria, y no ocultaba  su perversa intención de invadir  los Sudetes, el Primer Ministro del Reino Unido, Arthur Neville Chamberlain, viajó a Múnich buscando afanosamente la manera de desactivar aquel ambiente bélico desatado por el expansionismo suicida de los alemanes. Se reunió con Hitler y, después de una dura negociación, firman el Acuerdo de Múnich de 1938, en virtud del cual, el Tercer Reich renuncia a cualquier otra pretensión territorial dentro de Europa a cambio de que el Gobierno de Praga concediera un régimen de autonomía a la región de los Sudetes, de mayoría alemana.  Cuando Chamberlain regresa a Londres y exhibe plenamente satisfecho el acuerdo  alcanzado con Hitler, Winston Churchill le hace bajar de la nube diciéndole: “You were given the choice between war and dishonour... you chose dishonour and you will have war” (Os dieron a elegir entre la guerra y el deshonor…Habéis elegido el deshonor y tendréis también la guerra).
Algo muy similar es lo que ha hecho nuestro Gobierno en su bochornosa negociación con la banda terrorista de ETA. Los socialistas en España siempre han ido por las ramas y en vez de atenerse escrupulosamente a las reglas del juego que vienen marcadas por la ley y el Estado de Derecho, eligen invariablemente los atajos. Lo hicieron, siendo presidente del Gobierno Felipe González del que formaba parte Alfredo Pérez Rubalcaba,  practicando de manera irresponsable el terrorismo de Estado con los GAL. Y lo hace ahora José Luis Rodríguez Zapatero en comandita con el propio Rubalcaba. Y lo hace también obviando la Ley y el Estado de Derecho, negociando directamente con los etarras una paz a cualquier precio, haciendo todo tipo de concesiones políticas. Y como Chamberlain con Hitler, Zapatero se quedará con el deshonor de negociar con ETA que, lejos de disolverse, continuará ahí amenazando y chantajeando al pueblo vasco y a toda la sociedad española.
La historia de una claudicación anunciada es esta. Los trapicheos de Zapatero con ETA comenzaron prácticamente ya en el año 2000, cuando llega de manera inesperada a la Secretaría General del PSOE. En diciembre de ese mismo año, firma en La Moncloa con Javier Arenas y José María Aznar el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, que él mismo propuso al Partido popular. En dicho Pacto Antiterrorista se especificaba claramente que, para pactar con el PNV y EA, era “requisito imprescindible” que estas formaciones políticas rompieran de manera formal con el Pacto de Estella. Muy poco tiempo después, a espaldas del Partido Popular, abría una auténtica negociación política con la banda terrorista vasca.
Para este vergonzoso proceso, Rodríguez Zapatero utiliza al presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren que, bajo la supervisión de Rubalcaba, comienza a reunirse secretamente con Arnaldo Otegui en el caserío guipuzcoano de Tsillare. En junio de 2005, el interlocutor de Jesús Eguiguren es el etarra Josu Ternera y comienzan a reunirse en Ginebra con la Fundación Henri Dunant como testigo. De estas reuniones saldrá muy pronto el primer acuerdo de ETA con el Gobierno: la banda terrorista anunciará en breve  un alto el fuego y, por su parte, el Gobierno se compromete a relajar la actividad policial y a propiciar la vuelta de Batasuna a la legalidad. Las actas de estas reuniones y los acuerdos allí alcanzados están en poder de la Fundación Henri Dunant. Fue el 22 de marzo de 2006 cuando ETA anuncia oficialmente por fin el alto el fuego acordado.
En mayo de ese mismo año nos encontramos con el ya famoso caso Faisán. Un oportuno chivatazo policial impide el desmantelamiento de la trama de extorsión de ETA que operaba desde el bar Faisán de Irún. El caso termina en la Audiencia Nacional y desde el Ejecutivo se hará todo lo posible y lo imposible para que se archive el caso. El juez Garzón lo intenta, pero tras su suspensión como magistrado, el caso termina en manos del juez Pablo Ruz, que reanuda la investigación y llega a procesar a tres altos cargos de Interior. El presidente de la Sala de lo Penal, Javier Gómez Bermúdez trata de echarles un capote, convocando un pleno especial que dictamina que no hay pruebas suficientes contra esos mandos policiales y pide al juez Ruz que vuelva a elaborar el auto.
En octubre de 2006 ETA roba en Francia 350 pistolas. Aunque esto indica la falta de seriedad de los compromisos adquiridos por la banda terrorista, continuaron las reuniones a las que ahora acudía, junto con Eguiguren, el ex ministro Javier Moscoso. Los terroristas continuaron planteando las exigencias políticas de siempre: la autodeterminación y la anexión de Navarra. Los representantes del Gobierno en la reunión admiten que se cree una institución común y que sea compartida por el País Vasco y la Comunidad Foral de Navarra. El 29 de junio de ese año, Zapatero rezuma optimismo y adelanta a los suyos que en breve ETA se va a rendir a sus pies y anuncia públicamente que "estamos mejor que hace un año y el año que viene estaremos mucho mejor". Esta frase no pudo ser más inoportuna. Mientras la estaba pronunciando, ETA colocaba  el explosivo que volaría al día siguiente el aparcamiento de la T-4 de Barajas, en el que perecerían Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate.
Como consecuencia de la voladura de la T-4, Rubalcaba anunció que el proceso de negociación con la banda terrorista estaba roto. Pero dicho proceso se reanudó prácticamente de inmediato, acudiendo a esta nueva tanda de reuniones el amigo de Rubalcaba,  José Manuel Gómez Benítez. Es ahora cuando el Gobierno se compromete con ETA a trasladar a un hospital de san Sebastián al etarra de Juana Chaos después de un simulacro de huelga de hambre y a permitir que la mitad de las listas de ANV, la nueva franquicia etarra, se presenten a las elecciones municipales de 2007. Y todos sabemos el resultado: de Juana Chaos fue excarcelado y ANV, en  aquellas elecciones, se hizo con el Gobierno de 40 municipios y logró más de 400 concejales.
Todo continuó igual durante la segunda legislatura de Zapatero. Los guiños a ETA y el sometimiento cobarde a los postulados de dicha banda terrorista fueron constantes. La mayor parte de los presos de ETA fueron trasladados a la cárcel alavesa de Nanclares de Oca. Se acepto el concepto de internacionalización del conflicto etarra y se dio carta de naturaleza a los mediadores internacionales, algo que culminó ahora con la reciente y bochornosa Conferencia de Paz. Se utilizó desvergonzadamente al Tribunal Constitucional para legalizar a Bildu para que pudiera presentarse a las pasadas elecciones municipales y forales de mayo. Y esto, a pesar de las indicaciones claras de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del estado y del criterio del Tribunal Supremo.
El resultado lo conocemos todos. Bildu gobierna ahora la Diputación de Guipúzcoa, el importante Ayuntamiento de San Sebastián y otros muchos municipios de menor importancia. Todo esto no es nada para lo que puede venir detrás. Si no cambian las cosas, Bildu podrá concurrir a las elecciones generales del 20-N y hasta es muy posible que logre tener un grupo parlamentario propio, aventajando incluso  al PNV en el Parlamente  español. Y si todo sigue igual, es muy posible que gane las elecciones autonómicas vascas de 2013 y hasta que pueda hacerse con el Gobierno vasco.
Es en este contexto, después de todas estas absurdas concesiones anunciadas previamente por Mayor Oreja, cuando ETA saca este comunicado en el que anuncia “el cese definitivo de su actividad armada”. Tanto Zapatero con todos sus acólitos como Rubalcaba con sus delfines llevaban ya tiempo mendigando esta declaración de la banda terrorista. Lo hicieron hasta de rodillas. Cuando por fin tuvieron ese comunicado en sus manos, como si fueron unos críos, lloraron llenos de emoción y se felicitaban mutuamente porque habían conseguido la hombrada, según nos dicen, de acabar para siempre con el terrorismo etarra. Y además, sin que haya de por medio ninguna contrapartida política. Lo que quiere decir que el trato dado a presos tan sanguinarios como de Juana Chaos y posibilitar que Bildu ocupe las instituciones no son concesiones políticas, son simplemente regalo de reyes.
No quieren ver que ETA,  debido a la política de rendición y sometimiento de nuestro Gobierno, no necesitan matar para conseguir sus fines. No se disuelven, eso no, ni entregan las armas por lo que pueda ocurrir en el futuro. De momento, ya que les dejaron entrar en las instituciones,  les sale más rentable utilizar estas para lanzar sus mensajes a la sociedad y destruir a España desde dentro. En una palabra, nos perdonan graciosamente la vida con la condición de que nos sentemos a negociar la ruptura del País Vasco con España. Pero eso sí, nos lanzan el reto de que, en esa negociación,  no puede haber ni vencedores ni vencidos. Si hay que pedir perdón, tienen que hacerlo los dos bandos. De manera tan cínica nos recomiendan que aprovechemos esta “oportunidad histórica para dar una solución justa y democrática al secular conflicto político”. No hay otro camino para llegar  a “la resolución de las consecuencias del conflicto” bélico, y a “la superación de la confrontación armada”.
No se de dónde han  sacado los voceros del PSOE que ETA ha sido derrotada en toda regla y que han ganado los demócratas. Una gran mentira, ya que, si ha ganado alguien con este lamentable pacto del Gobierno, ha sido ETA, ya que así está más cerca de que se acepte su proyecto totalitario. Nunca los etarras habían estado tan fuertes como ahora; no han dejado las armas, ni piensan disolverse y, además, reciben grandes cantidades de dinero de los presupuestos oficiales. No necesitan ya, por lo tanto,   acudir a la habitual extorsión para financiarse. El comunicado de la banda, como todos los suyos, no pasa de ser un acto de propaganda, destinado más bien a felicitarse a sí mismos por lo que han conseguido.
Si analizamos detenidamente las consignas de la manifestación realizada en Bilbao el pasado día 22, veremos que ETA está donde estaba aunque, por cuestión de táctica,  prescinda provisionalmente de las armas. En dicha manifestación ya no se pedía el acercamiento de los presos al País Vasco. Las consignas coreadas pedían claramente la vuelta de los presos de ETA a casa, la amnistía y la independencia. “Sin amnistía no habrá paz” era uno de los gritos que más se repetía. Si el próximo Gobierno que salga de las urnas no se presta al diálogo y cierra el grifo de las concesiones, ETA no dudaría en volver a utilizar las armas. No las entrega por eso. Vale muy poco su palabra.

Gijón, 24 de octubre de 2011

José Luis Valladares Fernández