miércoles, 8 de agosto de 2012

DONDE DIJE DIGO, DIGO...


Éramos muchos los que seguíamos de cerca, y con gran entusiasmo, las intervenciones de Mariano Rajoy cuando era jefe de la oposición. Despertaron especial interés las realizadas en vísperas de las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011 y cuanto dijo en su enfrentamiento dialéctico con Alfredo Pérez Rubalcaba, en el debate electoral televisado. Sus afirmaciones eran especialmente contundentes y esperanzadoras. Coincidían además perfectamente con las directrices que ha marcado siempre la derecha tradicional española y con lo que esperaban todos aquellos que se han vacunado a tiempo contra el zapaterismo.

Es evidente que las promesas electorales de Mariano Rajoy entusiasmaron gratamente a los ciudadanos con derecho a voto. De ahí esa magnífica mayoría absoluta obtenida en las elecciones, la mayor de toda nuestra historia democrática. El desastre electoral del PSOE estaba más que cantado, aunque nadie esperaba que éste fuera tan contundente. Los despropósitos cometidos por José Luis Rodríguez Zapatero, al frente del Gobierno, fueron de tal envergadura y tan sectarios que, hasta votantes tradicionales de izquierdas, optaron esta vez por dar su voto al Partido Popular.

Los ciudadanos con derecho  a voto tenían, es cierto, la opción del antaño todopoderoso ex vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero Rubalcaba, elegido a dedo para sustituir a Zapatero, decepcionó en sus mítines preelectorales, demostrando ampliamente su enorme falta de carisma. Hasta le falló la fama de hábil enredador que le atribuían sus adeptos, no sé si por miedo o por servilismo. Su discurso, retrógrado y arcaico, carecía de gancho y no ilusionaba a su audiencia. Como dijo en Mérida el 16 de julio de 2011, quería desarrollar un proyecto político en el que se reconocieran los socialistas de hace 100 años, de modo que, si levantaran la cabeza, exclamaran inmediatamente: “¡Estos son los míos”. Es un hecho que Rubalcaba ha sido uno de los máximos responsables de los enormes desaguisados cometidos por el Gobierno anterior y esto pesaba mucho en los ambientes sociales.

Tampoco Mariano Rajoy es un líder carismático que entusiasme fácilmente a la muchedumbre que le escucha. Pero los ciudadanos eran conscientes de que, para dar carpetazo a la ya prolongada crisis económica, era menester cambiar radicalmente de política. Y era de esperar que las medidas propuestas por Mariano Rajoy, que coinciden exactamente con las aplicadas por José María Aznar en 1996, den tan buenos resultados como entonces. Se trata básicamente de bajar impuestos y, ante todo,  no gastar nunca más de lo que se recaude.

Llegaron las elecciones y la gente acudió a las urnas, aprobando masiva e ilusionadamente el programa electoral del Partido Popular. Una vez consumada la humillante derrota de los socialistas, comenzó a crecer la euforia y se pedía insistentemente el adelanto inmediato del traspaso de poderes. Los plazos previstos para el cambio de Gobierno se hacían excesivamente largos. Era tan grave la situación económica, que no se quería perder tiempo en formalidades absurdas.

Llegó por fin la investidura formal de Mariano Rajoy y, poco tiempo después, aparece la desilusión. Desde el primer momento, el nuevo presidente  comienza a dar muestras evidentes de indecisión, mostrándose sumamente remiso para poner en marcha las medidas que llevaba en su propio programa electoral. Todo eran dilaciones, hasta que un día se descorcha inesperadamente con el increíble anuncio de una subida temporal del IRPF. Buscaba afanosamente una manera fácil y rápida de recaudar dinero a costa, como siempre, de los que menos tienen. Un auténtico hachazo al salario de las familias y a los que, a base de privaciones, han conseguido juntar unos pocos ahorros.

Es cierto que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero provocó este desastre económico y lo ocultó intencionadamente utilizando contabilidades amañadas y propalando desvergonzadamente medias verdades y, cómo no, auténticas mentiras. Según Elena Salgado,  al final de la legislatura, el déficit público estaría en el 6% acordado. Las cuentas demostrarían posteriormente que había un desfase de más de 2 puntos, y Mariano Rajoy aprovecha esta circunstancia para disimular el impacto del incumplimiento flagrante de una de sus promesas estrellas: no subir los impuestos. Dice que fue engañado y que, al constatar la cruda realidad, no le quedó más remedio que romper su compromiso anterior. Y está muy claro que solamente un ingenuo podía dar crédito a lo que dijeran o dejaran de decir Zapatero y sus ministros. Y Mariano Rajoy no es precisamente un ingenuo. Era público y notorio que estábamos ante una auténtica catástrofe económica con un Gobierno endeudado  hasta las cejas y sin un ochavo en la caja “para atender los servicios públicos”.

Es entonces cuando el nuevo Gobierno hace el fabuloso descubrimiento de que, para ahorrar dinero no hace falta reducir gastos. Esto también se logra, al parecer, aplicando recortes y subiendo impuestos. De ahí que se apresten a ahorrar 11.254 millones de euros, recortando 7.267 millones en Sanidad y otros 3.987 millones en Educación. Aunque los gastos corrientes sean extremadamente desmesurados, se les hace frente con más recortes y con nuevas cargas fiscales. Pero como las Comunidades Autonómicas son un pozo sin fondo, todos estos supuestos “ahorros”  resultan inútiles y no dan ni para hacer boca.

Como no se quiere cambiar el rumbo y se empeñan en mantener a ultranza el despropósito de tan gigantesco Estado, todo el dinero que se pueda recaudar es poco. De ahí ese nuevo ajuste, el más duro de la democracia que, ante todo, perjudicará de manera desproporcionada a los más desfavorecidos, a los que tienen que hacer malabarismos para llegar a final de mes. Resulta paradójico e irritante  que, en circunstancias tan críticas, nos diga Montoro que el proyecto del Partido Popular se basa en reducir impuestos. La realidad es muy diferente. Y con esta subida del IVA  y la inoportuna supresión de la paga extra de Navidad a los funcionarios, el Gobierno ha causado  un enorme roto a los que menos culpa tienen.

De nada nos vale esta confesión sincera de Mariano Rajoy: "Estoy haciendo lo que no me gusta, pero han cambiado las circunstancias y tengo que adaptarme a ellas. Hago lo único que se puede hacer para salir de esta postración". Estamos ante un ajuste extremadamente duro, tanto por el lado de los gastos como por el de los ingresos. Lo que consiguen con esto es multiplicar escandalosamente  el número de pobres circunstanciales, obligando a muchos ciudadanos a dejar sus posiciones actuales más o menos desahogadas para pasar a integrar el grupo de los menesterosos. Es demencial que, con unos  ingresos muy por debajo de la media europea, estemos entre los que tienen que soportar más impuestos a la renta y al ahorro. Y ahora, para nuestra desgracia, también al consumo.  Desde el 1 de septiembre, nuestros tipos de IVA superaran incluso a los de Alemania y Francia.

Y todos estos esfuerzos extraordinarios que se nos imponen tan caprichosamente, van a resultar perfectamente inútiles al soslayar voluntariamente el auténtico problema, que no es otro que el modelo de Estado. El Estado autonómico, además de ineficiente, es extremadamente caro y, por lo tanto inviable. Aguantamos el tipo, mientras los enjuagues de la burbuja inmobiliaria proporcionaban dinero fácil para cubrir los gastos faraónicos de los barones autonómicos y sus secuaces. Y el bolsillo de los contribuyentes, que ha sido sistemáticamente esquilmado por los poderes públicos, ya no da más de sí. De seguir así, nuestro porvenir no es nada halagüeño, ya que únicamente se nos ofrece una recesión continuada y sin precedentes.

Si Mariano Rajoy, al asumir la presidencia del Gobierno, convoca un referéndum para decidir sobre nuestro absurdo sistema autonómico, hubiera solucionado el problema y, a estas alturas, desde la tribuna del Parlamento, podría repetir aquella frase famosa “Veni, vidi, vici”, utilizada por Julio Cesar para comunicar al Senado romano su victoria en el Ponto y su dominio completo de Oriente. Pero le sobraron complejos y le faltó arrojo para abordar este problema. Y en consecuencia, seguimos ahí con esos dichosos 17 reinos de taifas y con toda la enorme parafernalia de virreyes, diputados autonómicos y demás congéneres, llevándonos directamente a la ruina más absoluta.

Durante sus dos interminables legislaturas, José Luis Rodríguez Zapatero, al igual que el  mítico Dédalo, construyó un inmenso laberinto donde confinó a toda la clase media, condenándola a vagar perdida por sus innumerables pasillos, sin más alternativas que ser devorada por el Minotauro de la crisis económica. Llegó el 20 de noviembre de 2011 y, a la vista de los resultados, todos pensábamos que el calvario de los más modestos tenía ya los días contados, que Mariano Rajoy vencería definitivamente a la bestia de la crisis. Pero todo fue un lamentable espejismo. Tenemos que seguir esperando hasta que, por fin,  aparezca Teseo, se enfrente decididamente a la bestia y la venza. Y al final, nos saque de tan terrible laberinto comenzando a ahorrar como hay que ahorrar: eliminando gastos absurdos y no imponiendo nuevas cargas y más recortes a quienes ya no dan más de sí.

Barrillos de Las Arrimadas, 4 de agosto

José Luis Valladares Fernández

13 comentarios:

  1. Rajoy ha evidenciado lo que es la clase politicástrica española. Una sucesión de seres q no entiende de ideologías y que persiguen perpetuar un modelo de estado q les es ampliamente favorable y que no quieren modifcar porque reposa, mayoritariamente en el Pueblo. Nosotros pagamos impuestos, sufrimos recortes y vemos que las promesas de unos o de otros se quedan en el aire. Seguimos despilfarrando, los de arriba abusando y los de abajo dejándose abusar.

    Es imperativo dar el hachazo y lo digo de manera literal, a unos y a otros.

    Un saludazo.

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  2. Ni Rajoy, ni mucho menos el PP, desean acabar, ni siquiera retocar, el estado autonómico. Recordemos la cantidad de autonomías que gobiernan y la de gente ("su gente", claro) que está viviendo de eso a cuenta de todos nosotros. Muchos de ellos (por no decir todos) son verdaderos inútiles, profesionales de la adulación en los pasillos de las sedes del PP, que jamás serían contratados por una empresa privada.
    Además de ello, no se nos olvide que buena parte de la crisis la han generado esas autonomías y ahí sí que gobernaba el PP cuando ZP estaba en el poder.
    De seguir este camino, vamos a acabar cada vez más hundidos y, desde luego, si sacamos la cabeza va a ser gracias a nuestos sacrificios, no a los de ellos.

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  3. Un buen análisis de la situación política con toques de literatura clásica.
    Me gusta.
    Iacob

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  4. Magnífica tu exposición. El ejemplo del laberinto de Creta no puede ser más acertado.

    Desilusión y desesperanza a la espera de nuestro Teseo porque a los actuales políticos, España, les importa bien poco.

    Un abrazo.

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  5. Apreciado José Luis, no te quito razones, pero también hay que "considerar" la gran responsabilidad de todos los políticos en saber lo que se cuece y hacer las cosas bien es toda una obligación de la misma CASTA, pero a ocurrido todo lo contrario, "cada uno ha ido a su pedo", "otros esperando turno", y sobretodo la gran cantidad de políticos chuperos, inútiles y con mala leche que llevan en el poder durante décadas, me da igual PSOE,PP,PNV o la madre que parió a Panete, si es que esto que ocurre y nos está ocurriendo "no es serio" esto es una casa de lumis ( con perdón)....Donde están los políticos serios, responsables, profesionales y trabajadores del pueblo,...no los veo, lo que veo es un cachondeo propio de una mafiocracia donde nadie es culpable y todos son cómplices, una tomadura de pelo constante donde la democracia solo se saca en días festivos, para lo que conviene y para ir a las urnas.

    Todos sabemos quién es ZP o el RBCB, en si ese PSOE que necesita un reciclaje y sabia nueva con verdaderos políticos para este país, solo queda la morralla de hace décadas, que decir del PP por favor estos en que se diferencia del PSOE ¿en las siglas?, joder si son los mismos buitres que los del PSOE, han echo y siguen haciendo muchas cosas mal, sobre todo meterse con los más débiles demuestra la gran cobardía y la poca sinceridad de los componentes del PP, por cierto "haber si en las próximas hay lista limpia" que desde que nació esta democracia siempre va sucia, de muestra la poca seriedad como responsabilidad hacia el pueblo hacia este país.

    Por lo demás de nada sirve echar culpas a los demás cuando aquí el que no corre vuela.

    Mientras aprovecharse de la gran ignorancia de la gente es fácil estando con un nivel cultural por debajo de la media mundial.

    Un abrazo cordial José Luis.

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  6. Hola, José Luís:
    Rajoy, aunque carente de carisma, obtuvo una mayoría holgada. Logró engañar a los electores que creyeron sus mentiras y la estrategia de subir los impuestos no sirve para crear riqueza.
    Como sus discursos fueron muchos y todos ellos están notariados en diversos medios, ahora no vale que intente decirnos "donde dije digo, digo Diego".
    Mal vamos.

    Un abrazo

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  7. Tengo que estudiarme en los próximos meses las medidas que adoptó Aznar en el 96, porque la verdad es que estoy un poco perdido y una pregunta inocente ¿Qué se habría dicho, si las medidas de Rajoy las toma Zapatero?.
    Lo que no se puede es entrar a gobernar basándose en mentiras ni arrimando el ascua solamente a sus sardinas. Sobran muchas cosas, pero las "Castas Políticas" lo primero.
    Un saludo

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  8. ¿Y quién será ese Teseo? Porque viendo lo que hay, esto todo más de lo mismo: Demagogia pura y barata esperando pescar en aguas revueltas. Escuché que Mario Conde se quiere presentar y he visto comentarios halagüeños hacia él.
    Disfruta de tus vacaciones.
    Un abrazo.

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  9. Para mi opinion hemos pecado de incautos y honrado al darle el voto mayoritario al PP.Una vez mas promesas incumplidas,Lo triste es que todos son iguales,Luego para que diantre queremos una democracia corrupta digo yo,un saludo,

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  10. Rajoy lo tiene, ciertamente, muy difícil. Tiene muchos enemigos entre quienes no le dieron el voto; y, para colmo, no cuenta ya con la simpatía de los muchos que se lo dimos. ¡Nos ha decepcionado lastimosamente, amigo José Luis.
    Un cordial abrazo.

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  11. Nunca tuvo más sentido aquello de "Prometer hasta meter..."
    Mariano Rajoy ya demostró, en su etapa como líder de la oposición, que el cargo le venía grande. Se decantó por eso que viene a llamarse "oposición blanda" y, una vez llegado al Poder, en ello sigue... con un "Gobierno blandito" con el poderoso, pero cruel con el débil.
    Tras 30 años de Sistema, ahora contemplamos a las claras en qué consiste el invento.

    Un saludo, José Luís. Excelente análisis.

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  12. Creo que nos mintiò a todos el S.Rajoy, el sabìa lo que habìa en las arcas del estado, porque solo hay que mirar las comunidades de Valencia, Baleares o Murcia, tienen las mayor deuda del estado, y pertenecìan al PP, si tanto sabìan de dèficit porquè se endeudaron....todo es una falacia. Deberìan disolver las càmaras y presentarse con el nuevo programa electoral,,,si ese que tenìan guardado.... y que sabìan que al final pondrìan en marcha.
    UN buen artìculo. Enhorabuena

    un abrazo

    fus

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