viernes, 21 de febrero de 2014

LLAMARSE MANUELA ES UN DELITO



Hasta hace unos cuantos años, los catalanes hacían gala del famoso seny, que los padres procuraban trasmitir oralmente a sus hijos, utilizando todo tipo de proverbios e historias morales, inspiradas básicamente en la ética cristiana. Dicho seny comportaba la observancia estricta del conjunto de costumbres y valores ancestrales, característicos de la Cataluña tradicional que añoramos todos. Hoy día, se han perdido todos esos valores y normas sociales que condicionaban la actuación de los catalanes.

Con la llegada  de Jordi Pujol a la presidencia de la Generalidad,  los nacionalistas comienzan a enfatizar interesadamente la exaltación del momento, la excitación momentánea, dando la espalda, con relativa frecuencia, a la sensatez y a la tolerancia. Como en sus manifestaciones externas, cada vez utilizaban menos el sentido común, terminaron siendo incapaces de conjuntar cordura con entusiasmo, de armonizar sentimientos con la debida mesura y la más elemental sensatez. Tratan de contraponer continuamente pasión o enardecimiento a prudencia y ponderación, sin querer reconocer que ambas cualidades no son más que dimensiones diferentes de la misma realidad. Y esto,  es maniqueísmo puro. Son impulsivos, y hablan y actúan sin reflexión alguna, movidos invariablemente por cualquier emoción imprevista. Y así, no es de extrañar que cometan abundantes  errores de bulto y pierdan frecuentemente el control sobre sí mismos.

En los Anales de la antigua Roma, se nos dice que Antonia la Menor no soportaba a su hijo Claudio, futuro emperador y siempre se refería a él como si fuera un verdadero monstruo y lo utilizaba como ejemplo de estupidez. Afirmaba, sin compasión alguna, que su hijo no era más que un  feto a medio desarrollar por la naturaleza. ¿Qué diría hoy esta influyente dama romana de estos separatistas presuntuosos, que van de faroles por la vida y están hundiendo lamentablemente a Cataluña en la miseria?

Son tan petulantes que, utilizando la educación sectariamente, han llevado a muchos catalanes  a perder el oremus, el juicio y hasta el sentido del ridículo. Por eso hay hoy tanto separatista en Cataluña. Y esta gente, incapaz de guardar las composturas, comete las tropelías más absurdas y pierde hasta el más elemental respeto por las demás personas. Son tan intransigentes y exaltados que, sin miramiento alguno, insultan despiadadamente a Carles Puyol, futbolista del FC Barcelona y de la selección española. Y todo, por haber puesto a su primera hija  el nombre de Manuela.

martes, 11 de febrero de 2014

LOS FANTASMAS DE RUBALCABA

En la mitología griega, nos encontramos con dos ancianos, Filemón y Baucis, que llevaban viviendo  juntos muchos años en las montañas del antiguo país de Frigia. Su hogar era una humilde cabaña y tenían muy pocas propiedades. Pero como no ambicionaban nada más y soportaban con buen ánimo su suerte, se consideraban suficientemente ricos y afortunados. Por lo tanto, aunque llevaban una vida marcada por la sencillez, vivían dignamente y nadie era más feliz que ellos

 Un buen día Zeus y su hijo Hermes bajaron del Olimpo y, adoptando la figura humana, fueron a Frigia para probar la generosidad y la hospitalidad de los hombres de aquella tierra. Como si fueran dos viajeros sumamente cansados, fueron de puerta en puerta, pidiendo un lugar para pasar la  noche y, así, poder descansar  y reparar fuerzas. Pero las familias  de aquella región eran tan egoístas que, sin escuchar sus ruegos, cerraban sus puertas, no hallando cobijo en ninguna parte.

Llegaron por fin a la última cabaña, que era la vivienda de Filemón y Baucis. Aquí, los amables ancianos, les dejaron entrar y les  agasajaron debidamente con lo mejor que tenían para comer y se desvivieron para que se sintieran cómodos en su modesta casa. Por el buen trato recibido, Zeus y Hermes comunicaron a sus anfitriones la inminente  destrucción de la ciudad de Frigia y de todos aquellos que les habían negado la entrada. Pidieron a Filemón y a Baucis que subieran con ellos a lo más alto de la montaña.  Desde allí contemplaron absortos cómo era destruida toda aquella región por una inundación provocada por Zeus.

Ambos ancianos comprobaron con satisfacción que se había salvado su cabaña, y que fue convertida posteriormente en templo. Y cuando Zeus se comprometió a concederles un deseo, le pidieron ser guardianes de su nuevo templo y permanecer unidos para siempre. Y así fue. Custodiaron el templo y ejercieron de sacerdotes durante muchos años y cuando  aparecieron las Moiras o parcas con sus hilos, fueron convertidos al mismo tiempo, Filemón en frondosa encina y Baucis en un esbelto tilo.

Piensa Alfredo Pérez Rubalcaba que puede presumir de ser tan caritativo y humanitario como el viejo Filemón de la leyenda; que, en el mundo actual de la política,  no hay nadie que le iguale en bondad y desprendimiento. Para Rubalcaba, los responsables del Partido Popular son todos como los vecinos de la feliz pareja mitológica, duros de corazón, extremadamente egoístas e insolidarios, y que, si se les deja, terminan hasta con el Estado de Bienestar. Obligan a los trabajadores, a los menesterosos y a los más débiles a seguir la dura ruta del calvario y, sin embargo, favorecen descaradamente a los ricos y a los banqueros.

domingo, 2 de febrero de 2014

ESCOCIA NO ES CATALUÑA

Una vieja leyenda griega, recreada magníficamente por el dramaturgo Esquilo y por el poeta trágico Eurípides, nos cuenta la vida de un héroe llamado Capaneo, príncipe de Argos, que se hizo famoso por su extraordinaria fuerza y por el terror que infundía a sus enemigos. Gracias a ese enorme vigor, Capaneo terminó siendo un guerrero admirable, tan fuerte y vigoroso, que  no tenía rivales entre los demás  mortales. Como se creía invencible, trataba despóticamente a sus adversarios. Y había crecido tanto su arrogancia y su soberbia, que llegó a creer que podía enfrentarse a los mismos dioses del Olimpo.

La insensatez de Capaneo no tenía límites. Un buen día, se plantó ante la muralla de Tebas y proclamó solemnemente que tomaría e incendiaría la ciudad aunque la defendieran Zeus y todos los demás dioses juntos.  Y como los dioses terminaron cansándose de tales infamias,  pidieron a Zeus que le castigase o que les dejara actuar a ellos. Y el castigo por la bravuconada de desafiar a los dioses no se hizo esperar. El mismo Zeus se encargó de fulminarle, golpeándole de muerte con uno de sus rayos.

Aunque parezca mentira, también hay hoy personas tan altaneras y tan insolentes como este personaje mitológico. Es el caso de Artur Mas, el actual presidente de la Generalidad Catalana. Aunque Artur Mas sabe perfectamente que no es más que el representante ordinario del Estado en Cataluña, se está olvidando del compromiso adquirido cuando, además del Estatuto, prometió fidelidad al Rey y a la Constitución Española. Y en vez de hacer honor a esa promesa solemne, se dedica más bien a agitar insensatamente banderas extrañas y a desafiar  a todas las Instituciones Oficiales de España.

En su última toma de posesión como presidente de la Generalidad de Cataluña, Artur Mas ya dejó entrever una actitud un tanto sospechosa y preocupante. En vez de colocar en un lugar preferente al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, que representaba al Gobierno de España, fue relegado a un segundo plano. Se ocultó, además, el retrato del Rey con una tela negra. Y por si esto fuera poco, cuando Nuria de Gispert, presidenta del Parlamento catalán, utilizando la formula oficial pregunta a Mas si promete guardar fielmente sus obligaciones, “con fidelidad al Rey, a la Constitución”, este contesta “Si, lo prometo”, pero apostilla seguidamente: “y plena fidelidad al pueblo de Cataluña".

Es cierto que en Cataluña, los poderes públicos siempre han sido alérgicos a utilizar el español en la enseñanza, al mismo nivel que el catalán. Pero desde la llegada de Artur Mas a la Generalidad, la simple alergia coyuntural se convirtió en una enfermedad extremadamente grave. Ha crecido tanto la prevención contra la lengua común de todos los españoles que, de manera irresponsable,  la han barrido de las aulas catalanas. Se ignoran sistemáticamente todas las resoluciones judiciales, dictadas por el Tribunal Supremo y por el Tribunal  Constitucional para avalar el derecho de los catalanes a utilizar el castellano como lengua vehicular.
Desde el mismo momento de su llegada a la presidencia de la Generalidad, Artur Mas dio muestras de un exagerado chovinismo nacionalista. Comenzó indicando que la única lengua propia de Cataluña era el catalán y procuró, cómo no, que el castellano quedara totalmente excluido de la vida oficial de esa Comunidad. De este modo, la lengua de Cervantes en Cataluña queda reducida, como mucho, a un simple bien cultural, aunque, eso sí, con bastante menos importancia que cualquier otra lengua extranjera.

El actual presidente de la Generalidad es tan insensato, que se ha empeñado en hacer de Cataluña una comunidad de locos, y como no haya nadie que le pare, terminará consiguiéndolo. Ya no se conforma  con que desaparezca el castellano de la esfera pública. Ahora quiere más, busca fervientemente, hacer de Cataluña una nación independiente, sin importarle un bledo el retroceso económico que tendría que soportar esa región española. Y quiere ir tan deprisa, que ya ha fijado para el próximo día 9 de noviembre la celebración del referéndum que dejaría a los catalanes fuera de España por supuesto, y también fuera de la Unión Europea.