miércoles, 25 de junio de 2014

PABLO IGLESIAS Y SU POLÍTICA

Los españoles vamos de sorpresa en sorpresa y no ganamos para sustos. Los sobresaltos que llevamos, son cada vez más preocupantes y se repiten con tanta frecuencia, que nos están dejando prácticamente sin capacidad de asombro. El último gran revuelo lo provocó Podemos, al irrumpir de una manera tan impetuosa y arrolladora en la escena política actual. Con apenas tres meses de existencia, el partido creado por Pablo Iglesias da la campanada y pasa a ser el gran ganador de las elecciones europeas del pasado 25 de mayo. Sin rodaje alguno previo, Podemos logra el apoyo inesperado de 1,2 millones de electores, lo que le da cinco escaños en el Parlamento Europeo.

Ni el mismo Pablo Iglesias esperaba un resultado tan espectacular. Enfrentarse a los partidos políticos tradicionales, a los “poderosos”, a los “partidos del régimen” o de “la casta”, como él mismo dice, era una tarea harto complicada y cargada de riesgos. Pero esto no arredra a un personaje tan impulsivo como este profesor de la Complutense, y decide plantar cara al “poder” establecido. Y utilizando toda su astucia y una buena dosis de audacia, aparece inopinadamente en escena, imitando al héroe mitológico Heracles cuando entró en el jardín de las Hespérides para robar las manzanas de oro. Y fue Juan Carlos Monedero, desempeñando el papel del dios marino Nereo, quien le indicó la ubicación exacta de dicho jardín.

El éxito  de Pablo Iglesias Turrión es arrollador. Sin un esfuerzo, logra aglutinar en Podemos a todos los radicales y activistas  que se mueven  en la órbita de los  indignados del 15-M, juntamente con las diversas tribus de okupas que padecemos y a los mercenarios que obedecen ciegamente las consignas lanzadas por Ada Colau. Y aprovechando sutilmente el esfuerzo y la creatividad de toda esta ralea de anti sistemas,  embauca  a mucha gente con su solemne promesa de implantar e n España un sistema de libertades y  de democracia, faltaría más, idéntica a la que se disfruta en Cuba y en Venezuela

La propuesta estrella del partido de Pablo Iglesias es claramente rupturista. Quiere sustituir, a toda costa, nuestro  sistema democrático actual, modélico y representativo, por una democracia más real, “participativa” o “asamblearia”. Propugna la   “participación directa” de todos  los votantes, de modo que las decisiones del Gobierno respondan siempre a la voluntad mayoritaria de los ciudadanos. En una palabra, se trata simplemente de lavar la cara a la  conocida y tradicional “democracia popular” impulsada por los comunistas, a la que trata de dar  un aspecto menos tétrico y más vendible.

jueves, 12 de junio de 2014

ASÍ ES ELENA VALENCIANO

Es evidente que, como dijo Max Weber ya en 1919, hay dos tipos de políticos, los que viven “de” la política y los que viven “para” la política. Y hoy día, son muchos  más los que se sirven “de” la política, que los que viven “para” la política. La  política en España ha perdido prácticamente ese carácter de servicio a la sociedad, y ha pasado a ser un simple modus vivendi extremadamente ramplón y vulgar. Apenas si quedan políticos vocacionales que disfruten  y den sentido a su vida ocupándose desinteresadamente de los demás ciudadanos, para solucionar sus problemas ocasionales.

Pero la mayoría está en política porque considera, no sin motivo, que se trata de una profesión excelentemente remunerada, a la que se puede acceder sin mayor esfuerzo, ya que no se necesita formación especial alguna, ni la más mínima experiencia de gestión. Y además, tampoco saben hacer otra cosa. Siendo aún adolescentes, entran en la organización juvenil de alguno de los partidos políticos y, si saben utilizar la lisonja y la adulación y se muestran dóciles y aquiescentes con el jefe, tendrán el triunfo al alcance de la mano y la posibilidad de realizar una  extraordinaria carrera política.

Ofuscados por los oropeles de la política, muchos de los neófitos de esta profesión, abandonan sin más sus estudios. Y si alguno de ellos decide seguir estudiando, lo hará sin lucimiento alguno y tardará más años de la cuenta en finalizar su carrera universitaria. Pero ninguno de ellos hará nada para solucionar su vida al margen de su partido político, buscándose un trabajo que le de seguridad e independencia. A toda costa quieren vivir de la política. No se dan cuenta que la política debiera ser básicamente una misión y se aferran a ella como si fuera una profesión más, susceptible de proporcionar permanentemente unos ingresos cuantiosos y seguros. Y esto es vivir “de” la política y no “para” la política.

Y estos neófitos de la política, si actúan de manera dócil  y disciplinada, aunque sean auténticas medianías, serán celosamente protegidos por los partidos políticos. Y si de verdad  tienen ambición política, llegarán, cómo no, a engrosar el ya abundante elenco de incombustibles y perennes santones de la política. No olvidemos que en nuestros procesos electorales con cierta transcendencia, se utilizan siempre listas cerradas y bloqueadas, para que  los ciudadanos no puedan chafar a ninguno de los candidatos, ya que solamente se les permite optar por uno de los partidos que se presentan a las elecciones.